domingo, diciembre 17, 2006

Tu incansable despertar

Se subió los pantalones sintiendo aún la sensación del placer que le dejó la mujer, que ahora lo miraba con ternura, y que nuevamente le pedía la abrazara, accedió y sintió el profundo aroma que le envolvía lo sentido; la beso una y otra vez para nuevamente dejarse caer sobre sus grandes pechos para lamerlos y chuparlos incansablemente y nuevamente estaba desnudo, penetrándola con fuerza y llevándola como tantas veces al amor, a ese dulce amor que se repetía  y que era para toda la vida.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...