El
Perro
La
lluvia golpeaba la ventana de la alcoba, las gotas de agua bajaban ligeras por
los vidrios empañados por el frio, una brisa helada se colaba por una pequeña
grieta del lado derecho, brisa que estremeció el cuerpo de ella que sentada en
la cama veía televisión; a su lado izquierdo su perro se apegaba y ella no
dejaba de acariciarlo, él la observaba sin decir una palabra.
Hace
mucho tiempo y se había hecho una costumbre el perro era de principio a fin
quien más importaba, tenía todos los cuidados, peluquería, juguetes, su lugar
en el sofá del living, vasijas de cerámica con agua en lugares estratégicos de
la casa, su paseo diario por un parque y
comida especial. Él por su parte, aparte del beso de bienvenida de cuando
llegaba del trabajo carecía en absoluto de atenciones por parte de su mujer,
siendo algunas veces totalmente omitido en su hogar y era notorio que cuando el perro no estaba las caricias le
llegaban como de rebote. Esa mañana hicieron el amor, fue como una rutina diaria ella con una mano
lo tocaba y con la otra acariciaba a su perro y eso fue la gota que rebasó el
vaso se levantó armó su maleta y le dijo
a ella que se marchaba. Ella lo miró y no dijo nada acomodó la almohada empujó
a su perro suavemente y suspiro. Ahora estaban a sus anchas en la cama.