lunes, junio 27, 2016

Cuando llegamos al cementerio la muerte estaba casi en una esquina de la entrada, hacia la derecha, vestía un abrigo café claro que le llegaba un poco más arriba de sus rodillas, con un pantalón un poco ancho abajo de color oscuro, su cabello era largo desprolijo y se veía escaso; la muerte estaba extremadamente delgada. Su mirada era tierna y mostraba una sonrisa amable Estábamos muy cerca y es por ello que le recordé que cuando era niño jugueteamos un par de veces hizo gala de su buena memoria y cuando me despedí su mano delgada casi no apretó la mía fue un despido sutil, muy femenino mientras avanzaba me grito ¡nos vemos pronto! lo tomé casi como una mariconada. Cuando dejaba el cementerio pude ver que ya no estaba.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...