Una brisa fresca entra por la puerta abierta de entrada a casa, se
produce una corriente tibia, ligera, que pasa una y otra vez
refrescando, alejando el agobiante calor de la tarde. La mesa está llena
de una variedad de frutas de la temporada, duraznos peludos y pelados,
manzanas, plátanos, guindas, mangos y una variedad nueva de durazno
plátano. No tengo preferencia y como casi sin mesura cada una de ellas,
aunque mi fruta preferida es la sandía es por ello que sembramos con mi
mujer en nuestro pequeño huerto pepitas de sandias que ya se expanden
por el pequeño terreno y lo hace de forma invasora extendiendo sus
garras dulces y floridas; por la noche mi hijo y mi mujer se convierten
en verdaderos cazadores de caracoles que salen con una velocidad que no
comprendemos a comerse los pimentones. Yo tomó los caracoles y los
apretó sin querer entonces la baba recorre mis dedos los dejo en el
tarro de la basura sabiendo que intentaran escapar de allí. Mi mujer es
la que más disfruta viendo cómo crecen los cebollines, como sus lechugas
se agrandan, como sus tomatitos cherry se enrojecen con su mirada. Aquí
en casa la felicidad está a trocitos; mis hijos ya grandes disfrutan
como si fueran niños la espera de la navidad y observan con curiosidad
los regalos que están en el árbol de pascua; he visto a mi mujer
observando a solas el árbol navideño ella es una fan de esta fecha
aunque su sueño es una navidad con nieve . Yo me desplazo más lento que
los caracoles hasta la entrada de casa para ver nuestro pequeño huerto,
me quedó mirando las luces que pusieron en el pasaje que como antaño
ahora los están adornando se puede sentir cierta nostalgia por el pasado
en que se celebraba en familia y con los vecinos, era una algarabía que
siempre terminaba al amanecer.
Mi mujer llega a mi lado y me
abraza, refriego mi barba por su cuello y la beso en la frente, nos
quedamos en silencio abrazados sabemos que estamos más viejos. Nos
entramos a tomar un tecito, esta vez será un mate lo haremos con tomates
con huevos y marraquetas, hablaremos un poco de este país que hace unos
días estaba a punto del caos según algunos, nos sorprendemos con la
quietud que reina entre los políticos que hace pocos nos tenían
enfrentados casi en una guerra y hoy todo está en calma como si todo
hubiera sido una afrenta falsa, especulativa, mentirosa. Nosotros
sonreímos, nos tomamos de las manos y esperamos que mañana no sea tan
caluroso como hoy.