lunes, enero 20, 2020

Día de suerte

Estaba solo en la esquina, desafiante esperando su presa. Caminaba de un lado de la vereda al otro, siempre mirando a lo lejos como atisbando a su víctima.
Se apoyó en la pared, subió una pierna y encendió un pito de marihuana, daba una pitada y levantaba su cabeza mientras aguantaba el aire y luego lo soltaba bajando la cabeza que apega a a su pecho. Su ropa estaba sucia y sus dedos manchados por la nicotina. Relucía unas zapatillas nuevas coloridas. Cuando vio que se acercaba una camioneta , disimuladamente escondió el pito entre unas piedras y entró al pasaje. Camino como si viviera en una de esas casa, saludaba a los vecinos cuando la camioneta que él pensaba que eran de los tiras pasó de largo. Entonces volvió a su esquina, recogió lo que le quedaba del pito y lo guardo en su bolsillo, allí acarició su cuchillo y lo saco por unos segundos, lo puso en su espalda afirmandolo en el cinturón del pantalón y enfiló con la mirada fija hacia quien venía hacia él. La mujer había bajado de losl colectivo y abrió su bolso, sacó su celular y contestó la llamada mientras caminaba directo hacia el José un drogadicto y delincuente conocido en su población. Cuando ya estaba a unos metros, José apretó el mango de su cuchillo fue entonces cuando apareció un hombre joven y alto que abrazo a la mujer y juntos cruzaron la calle mientras José pensaba que no era su día de suerte.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...