B. Brecht
Enviado por Fernando Aravena Torres el 30/06/2010 a las 0:22
El peor analfabeto es el analfabeto político
Berlín, Alemania, martes 29 de junio de 2010, Rel-Uta.- Dice Bertolt Brecht (1898-1956) que “el peor analfabeto es el analfabeto político. El que no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El que no sabe que el
costo de la vida, el precio del poroto, del pescado, la harina, del alquiler o de sus medicamentos, dependen de las decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe, el imbécil, que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y el peor de los bandidos que es el político corrupto y el lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.
Estos conceptos de uno de los más grandes dramaturgos y poetas alemanes nos hacen recapacitar sobre un mal endémico que padecen algunas personas: la indiferencia ante una realidad sociopolítica acerca de la cual debería tenerse una mirada más atenta.
Muchos jóvenes, y quizá también muchos adultos, se enorgullecen de esa condición de “apolíticos”. No se trata de quienes no aceptan determinadas posiciones políticas porque, después de reflexionar, tienen una distinta, sino de los que -por incomprensión o escepticismo- se niegan a tomar una actitud política y permanecen, cómodamente, al margen de los problemas. Algunas veces quienes asumen esa postura manifiestan que no tienen definición política. Pasan por alto que desentenderse de los problemas es también una actitud política; quizá la peor, porque deja la solución de los mismos a la voluntad ajena. Esto resulta tanto más claro en un tiempo en que una de cuyas características más importantes es la globalización y muchos problemas nos afectan a todos.
En 1932 se estrenó una de las mejores obras de Brecht: Madre coraje. Tres años después, el nazismo lo privó de la nacionalidad alemana y ordenó la quema de sus libros. Brecht debió asilarse en Zurcí, Suiza. Pasó luego a Finlandia, en 1940, y a Estados Unidos en 1941. Durante su estadía en esos países escribió varias de sus obras maestras, que no se estrenaron hasta algunos años después. En 1947 realizó una breve estadía en Suiza y en 1948 pasó a Berlín Este, donde fundó, en 1949, junto a Helene Weigel, su esposa e intérprete de sus obras, la famosa compañía Berliner-Ensemble. En la última etapa de su vida se consagró a la dirección de la Berliner y a la adaptación de obras de autores clásicos: Shakespeare y Moliére, entre otros.
Sigmund Freud, cuya obra también fue condenada a la hoguera, comentó: “Menos mal que queman mis libros; en la Edad Media me habrían quemado a mí”. Marx, Mann, Ludwig y varios centenares de autores más, fueron condenados a las hogueras encendidas por el fascismo y el nazismo.
El hecho no dejó impasible a Brecht, que escribió que cuando se ordenó quemar a los libros con sabiduría peligrosa y carretas con obras fueron hacia las hogueras “con bueyes forzados a hacerlo”, uno de los poetas perseguidos, al revisar, con gran estudio, la lista de las condenadas al fuego quedó estupefacto porque su obra había sido olvidada. Fue entonces volando “en alas de la ira” hasta su escritorio y escribió una carta a las autoridades reclamando: “Quémenme, no me hagan esto a mí. ¿No he dicho siempre la verdad en mis libros? ¿Y ahora me tratan ustedes como si fuera un mentiroso? Yo les ordeno: ¡quémenme!”.
Se ha dicho que Brecht, además de una profusa obra, dejó un legado que puede sintetizarse en el siguiente trozo de “Las historias del señor Kremer”:
“En tiempos oscuros llegó un agente de los gobernantes a casa de un hombre que había aprendido a decir no. El agente reclamó como suyas la casa y la comida del hombre y le planteó: ¿me servirás de criado? El hombre lo acostó en la cama, lo cubrió con una manta, lo vigiló durante el sueño y le obedeció durante siete años. Jamás dijo una palabra. Una vez que pasaron los siete años, el agente, que había engordado a fuerza de comer, dormir y dar órdenes, murió. El hombre lo envolvió en la manta raída, lo arrojó fuera de la casa, limpió la cama, pintó las paredes, suspiró de alivio y respondió: „NO‟.
Tengamos el coraje de saber decir NO”.
Bertolt Brecht
Berlín, Alemania, martes 29 de junio de 2010, Wikipedia.- Eugen Berthold Friedrich Brecht nació el 10 de febrero de 1898 en el seno de una familia burguesa de Augsburgo, ciudad de Baviera. Su padre, católico, era un acomodado gerente de una pequeña fábrica de papel, y su madre, protestante, era una hija de un funcionario.
El joven Brecht era un rebelde que jugaba al ajedrez y tocaba el laúd. Se sentía atraído por lo distinto, lo extravagante, y se empeña en vivir al margen de las normas de su tiempo, de su recato y su sentido de disciplina. Desde muy joven demostró que estaba lleno de ideas para construir una sociedad distinta, mejor.
En la escuela destacó por su precocidad intelectual y terminó el bachillerato especial (Notabitur), al verse involucrado en un escándalo. Inicialmente influido por la euforia de la guerra, Brecht la criticó con el ensayo sobre el poeta Horacio (65 a. C.–8 a. C.) «Dulce et decorum est pro patria mori» («Dulce y honorable es morir por la patria»),
en el que se considera honorable morir por la patria y que Brecht considera como «propaganda dirigida» en la que sólo los «tontos» caen. Por ello fue castigado con la expulsión de la escuela. Sólo la intervención de su padre y el profesor de religión le evitaron el cumplimiento del castigo
Estilo
Todas las obras de Brecht están absolutamente ligadas a razones políticas e históricas y tienen un sobresaliente desarrollo estético. En realidad, en Brecht se encuentran siempre unidos el fondo y la forma, la estética y los ideales.
Desde sus comienzos se caracterizó por una radical oposición a la forma de vida y a la visión del mundo de la burguesía y, naturalmente al teatro burgués, sosteniendo que sólo estaba destinado a entretener al espectador sin ejercer sobre él la menor influencia. Brecht, desarrolló una nueva forma de teatro que se prestaba a representar la realidad de los tiempos modernos, y se encargó de llevar a escena todas las fuerzas que condicionan la vida humana.
Además de conmover los sentimientos, obligaba al público a pensar; en las representaciones teatrales nada se daba por sentado y obligaba al espectador a sacar sus propias conclusiones. Hasta el fin de su vida sostuvo la tesis de que el teatro podía contribuir a modificar el mundo.
Para ello fue creando una nueva idea del arte como comprensión total y activa de la historia: no contemplación lírica de las cosas y tampoco replegamiento sutil sobre la subjetividad, sino elecciones humanas y morales, verificación de los valores tradicionales y elaboración de una nueva presencia de la poesía en la sociedad.
Su llamado teatro épico, narrativo, continúa apuntando en las escenificaciones de hoy a provocar la conciencia crítica de espectadores y actores. Hay que desmenuzar el texto, no sentirlo, examinarlo desde lejos, tomar distancia del propio yo. Nada de sentimentalismos que provoquen lágrimas en el escenario.
Brecht hizo gala de antisentimentalismo, así como de su condolencia para los pobres y su sufrimiento, al tiempo que atacaba la falsa respetabilidad de los burgueses.
El famoso efecto de distanciamiento creado por Brecht es un arma contra el romanticismo y el sentimentalismo. La crítica social, la compasión con los seres humanos y el consiguiente cambio de la sociedad debían desempeñar el papel esencial. Así, las canciones interrumpen los parlamentos, el telón priva al escenario de la magia teatral, y un cartel plantea la exigencia.
Los actores de Brecht son sus alumnos: los deja actuar en el escenario y de ese modo edifican la pieza, mientras que el director la destruye. La genialidad y la ingenuidad mantienen un equilibrio. Esta combinación es el secreto del éxito de Brecht.
Brecht figura entre los autores más importante del siglo XX. Es el prototipo de intelectual revolucionario que ha tratado descifrar la realidad a través del arte. Lo cierto es que su obra teatral y sus numerosos escritos teóricos han ejercido enorme influencia sobre los escritores contemporáneos a él.
Curiosidades
- La famosa cita «Imagínate que hay una guerra y nadie va...» se ha atribuido erróneamente a Brecht. Tampoco es de Brecht el poema que comienza: «Primero se llevaron a los comunistas pero a mí no me importó, porque yo no era comunista...» ni es un poema, sino una frase del pastor protestante alemán Martin Niemöller. (Véase la cita original traducida del alemán en Wikiquote: Martin Niemoeller).
- Pero sí hay una cita famosa que el pronunció: «Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles». Dicha cita, fue tomada por el cantautor cubano Silvio Rodríguez como introducción en una de sus canciones (Sueño con Serpientes) y también fue tomada por el cantautor mexicano Alejandro Filio en el cierre de una de sus canciones (El Hombre) . También está escrita en una placa a la entrada del departamento de ingeniería geográfica y técnicas de expresión gráfica de la E.T.S. de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santander (Cantabria, España).
- Como casi todos los intelectuales alemanes exiliados a causa de los nazis, mostró su apoyo por la Segunda República Española. Varias canciones militares para las Brigadas Internacionales se basan en textos suyos, o contaron con su colaboración, como Einheitsfrontlied ('La canción del frente unido').
- El músico de rock peruano Rafo Raez musicalizó un poema de Brecht llamado «El ciruelo».
- El grupo vasco Negu Gorriak musicalizó un poema de Bertolt Brecht traduciéndolo al euskera en la canción «Hiltzeko era ugari» ('Muchas maneras de matar' o "muchas maneras de morir").
- El grupo chileno Hombres a Tierra musicalizó una adaptación libre de un poema de Brecht llamado Canción de San Jamás.
- El cantautor vasco Mikel Laboa musicalizó muchos de los poemas de Bertolt Brecht traduciéndolos al euskera en varias canciones, entre otras: «Gaberako Aterbea», «Liluraren kontra».
- El grupo musical australiano "Dead Can Dance" le puso música a un poema de Brecht titulado "How Fortunate the Man with None" ("Into the labyrinth", 1993).
- El grupo de cantautores riojanos, Carmen, Jesús e Iñaki grabaron el poema de Brecht, titulado "El ciruelo", con música de Ramón Marín.
- El grupo de cantautores uruguayo, Canciones para no dormir la siesta grabó la canción "El Ciruelo" que hace referencia a Brecht en 1981.
Martín Niemoeller
Berlín, Alemania, martes 21 de junio de 2010, Wikiquote.- Martin Niemoeller, (*1892 - †1984) Pastor protestante alemán.
Citas
- "El amor al prójimo no conoce límites ideológicos ni confesionales".
- "Cuando los nazis vinieron...":
Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
por que yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
por que yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
por que yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
por que yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Poema "Cuando los nazis vinieron...", que trata acerca de las consecuencias de no resistir las tiranías en los primeros intentos de su establecimiento. El orden exacto de los grupos y las palabras están sujetas a disputa, ya que existen muchas versiones, la mayoría transmitidas oralmente. Martín Niemöller, su autor, menciona que no se trataba originalmente de un poema, sino de un sermón en la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?”.
Esta cita frecuentemente se atribuye por error a Bertolt Brecht.