jueves, enero 09, 2020

En la plaza que está cerca de casa los loros no dejan de cantar en los árboles que amablemente los acogen.
Dos perros duermen sobre el pasto húmedo capeando el calor de está mañana.
Una mujer hace gimnasia en las máquinas de deportes que están a un costado de la plaza.
Una brisa empuja la hoja de mi libro. Observó una pareja que se besa apasionadamente, parece una despedida porque ella después del beso toma una pequeña maleta negra que le acompaña y se pone de pie. Desde aquí puedo ver su tristeza. Él agacha la cabeza y luego le lanza un beso con su mano cuando ella camina hasta un auto que está estacionado muy cerca de el.monumento que le da el nombre a este lugar.
Vuelvo a leer, lo hago bajo ahora el agitado bullicio de los loros.
Un viento fuerte sacude las hojas del suelo y las levanta en una especie de remolino,  las nubes avanzan con rapidez, se sienten truenos y caen rayos. La lluvia se deja caer con fuerza corro a protegerme; es verano y en este país tropical es estos meses cuando más llueve así de improviso.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...