Estando
Dios en sus labores habituales en el cielo y, ante tanto trabajo, decidió dar un
orden a su vida y es así como dividió los pedidos de los humanos a través de
los ángeles quienes; deberían escuchar las oraciones y ordenarlas por prioridad
sin embargo; sucedió que los ángeles se vieron atochados de innumerables
suplicas que fueron archivándose, es así, como los humanos sentían que Dios no
los escuchaba. Sin embargo, existían ángeles que iban atrás de Dios y le
insistían, una y otra vez, que ayudara por decirlo de alguna forma a su
cliente, así, Dios accedía a uno que otro caso y es entonces que en la tierra
se producía un milagro.