sábado, diciembre 19, 2020

 Los Espíritus

Los Albarranes vivían en un departamento en la comuna de Puente Alto. A través de una amiga los conocí y nos juntamos entre siete u ocho en su casa un día sábado por la noche. Éramos jóvenes inquietos y curiosos. Los hermanos propusieron llamar a los espíritus y desde el living pasamos a sentarnos alrededor de una mesa redonda con un vidrio grueso sobre ella, tapamos ventanas para quedar en una penumbra atemorizante; estábamos medios apretujados, fue un poco difícil ponernos de acuerdo en lo que íbamos ha preguntar, ya sea debido a los chistes nerviosos o al miedo definitivo que nos daba la situación a enfrentar. Los Albarrán se manejaban y nosotros finalmente nos dejamos llevar por la experiencia y la confianza que nos expresaron al decir que no pasaría nada. Bajamos las luces y solo nos quedamos iluminados por una vela tenue que iluminaba el centro de la mesa. Dispusimos el abecedario en letras de papel formando un círculo, colocamos un vaso al medio y nos tomamos de las manos, mientras Silvio iniciaba el llamado a los espíritus. Nos mirábamos cabizbajos con cierta desconfianza, una risas nerviosas rompían un silencio mortuorio. El miedo se fue apoderando de nosotros, el vaso se fue moviendo solo para responder a la primera pregunta. Mi amiga fue la primera que quiso levantarse y dejar el lugar pero, el duro llamado de Silvio, que dijo que nadie podía retirarse porque se rompería la cadena.
Lo que significaba que el espíritu que acudió al llamado se podía quedar en el departamento o tal vez lo peor apoderarse de uno de nosotros. Con la tercera pregunta nuestras manos eran sudorosas y se apretaban, de pronto el vaso se descontroló y se movió de un lado a otro sin ningún control, fue en ese momento que nuestro medium solicitó que se marchase el espíritu. El vaso se quedó inmóvil y nosotros en un silencio tortuoso nos soltamos de las manos queríamos arrancar del temor que provocó este mal momento. Lentamente nos fuimos parando y encendiendo las luces, sacando la voz a tientas para en segundos pasar a unas risotadas nerviosas que nos llevaron a una algarabía que fue dejando atrás el miedo y dio paso a las bromas que terminaron por alegrar una noche que podría haber sido de terror.
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Personas alcanzadas
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Interacción
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 Yo no sé si usted le cree, pero yo al hombre del tiempo no le creo nada, créame tengo además razones personales.

Lo importante es que hoy por la mañana sacudí del polvo que ya atesoraba mi sombrero de cuero y lo puse sobre mi cabeza cana. ¡Día de lluvia, que mañana! Finas gotas, pero, al fin cae agua. Cosa que el hombre del tiempo no anunció.
Me fui caminando y por el frío me soplaba las manos. En la feria poca gente. El plátano era lo más caro, buscaba zapallo para un día así de frío, una rica cazuela es el almuerzo que está más a mano.
De vuelta miré la cordillera hermosa, un poco había nevado.
Unas palomas picoteaban de las manos de un vagabundo migas de pan.
Ya en casa, dejé la bufanda y el sombrero colgado.
Ahora no llovía solo frío y nublado.
¡En fin! Indiscutiblemente ha sido un día más bien invernal que primaveral.
El hombre del tiempo lleno de tecnicismos
Nos ha dejado con la duda si mañana lloverá o estará nublado según él la primavera está a la vuelta de la esquina.

 Tu belleza no solo afecta mis ojos, sino que también mi corazón, que al sentirte danza como un niño, para luego caer en una tristeza profunda, porque no te tengo y no te olvido.

 Uno Cero

Por la tarde de ese verano estábamos jugando al trompo, cuando apareció mi padre en la esquina del pasaje; venía tambaleándose. El Juanucho dice mira tú papa! yo, de inmediato agarré mi trompo y fui en busca de mi padre que otra vez venía borracho. No sentía vergüenza, mi padre no era el único curao del pasaje.
Más tarde mi padre sentado a la mesa del comedor espera su once que mi mamá temblorosa le sirvió minutos más tarde, mi labor en esos momentos era meterle conversa a mi papá para que no se pusiera violento y no le pegara a mi mami.
Era una labor que hacia con experiencia adquirida en libros de psicología que trataban el tema del alcoholismo, lo hacía para manejar la situación.
Por la ventana de casa, se asomó el pelao, gritó apúrate Jaime! que vamos a jugar a la pelota. Yo era el arquero, por eso que apuré mi proceso psicológico que terminaba cuando mi padre se iba a acostar.
Estábamos perdiendo uno a cero cuando de casa me llamaron, mi padre se había levantado y fue directo a buscar a mi madre para pegarle. Llegué justo y alcancé a sujetarle su brazo, que pesaba una tonelada, a mis catorce años no era tan fornido como lo soy hoy.
Luego de una hora mi padre nuevamente estaba en su cama durmiendo, la pieza estaba pasada a trago y mi madre preparaba las camas de mi hermano y la mía, dormiría con nosotros.
Ya era tarde cuando salí nuevamente a la calle. La luz del poste que estaba muy enfrente de mi casa estaba encendida, se encendía y se apagaba, uno que otro vecino en la calle, la vieja banca de madera que se ubica en la casa de la Angélica era ocupado por Don Pedro que revolvía con una cuchara su vaso de vino con harina tostada. Mis amigos no se veían por ningún lado.
Me fui a mi pieza desde allí sentía los ronquidos del borracho, abrí mi revista El Condorito era como para pasar las penas.

 La primavera tamizada de volantines y niños corriendo,

Con días de brisas suaves
que entran rápidas por la puerta abierta,
con nubes que corren como niñas sujetándose la falda, mientras un helado chorrea por tu boca y una sonrisa florida brota de ella,
mientras con tus ojos grandes como de mariposas
me miras coqueta
Entonces a no me queda otra cosa que sujetar fuertemente mi corazón
que locamente enamorado quiere abalanzarse sobre ti pensando que eres la flor más hermosa.

miércoles, diciembre 02, 2020

 Tengo ganas de estar en el campo de mis abuelos, sentarme en la mecedora de dónde se puede observar la cordillera mientras fumo un habano y bebo un pisco sour

Lo malo de esto es que no fumo, no tomo, los abuelos no existen y el campo tampoco.

 Hace unos meses atrás el Estallido Social dejaba a nuestro país, según algunos diarios extranjeros, como el primer país que estaba a punto de derrotar al neoliberalismo. Esto, que cambiaría la vida de los chilenos se detuvo ante la llegada de la Pandemia que vino a transformar al mundo. En nuestro país, en los primeros meses la cuarentena provocó un silencio que se podía sentir de día, lo que decía que la gente estaba en sus casas. Todos de una u otra forma se vieron afectados, incluso el narcotráfico retrocedía, por ejemplo, parecía que en el pasado quedaban los famosos fuegos artificiales, que se sentían todas las noches en las diferentes poblaciones. Sin embargo, la pandemia a quien más favoreció fue al neoliberalismo, ya que en el intento de nuestro país de volver a la normalidad, se ha abierto en parte el comercio y las personas salen despavoridas a consumir, por otro lado, los emprendedores florecen como callampas ante la crisis económica que se viene. Con esto el neoliberalismo está más vivo que nunca y el capitalismo se asienta tranquilamente en su trono. La lección que al parecer no se aprende es que el humanismo, lo que debería predominar, parece aflorar en pocas personas que modifican su modo de vida y dejan esa carrera loca en pos del dinero, concluye que se puede vivir con menos.

El narcotráfico lentamente intenta renacer con los fuegos artificiales.
El narco ahora busca ganar terreno haciendo ostentación de una nueva forma de mostrarse.
18 de Septiembre
La familia Gonzalez, a eso de las doce del día 18 de septiembre sacaba su parrilla y la colocaba en la vereda, la reja abierta, una variedad de sillas, una mesa, un bolo grande donde había carne y la dueña de casa y su hija mayor preparaban los anticuchos. El hijo mayor iba a su automóvil de lujo y retiraba botellas de licor y cerveza que eran ubicadas en algún punto de la mesa y en el piso. A eso de las dos de la tarde ya toda la familia estaba reunida. Habían puesto música a un volumen alto que seguían a un compás con los vasos de licor en las manos y un repetido ¡Salud hermano! Varios amigos se habían unido a la familia Gonzales y los anticuchos ya humeaban en la parrilla, de donde fueron retirados uno a uno. La fiesta ya estaba armada y el alboroto se trasladaba a todas las casas vecinas que celebraban en familia. A eso de las veinte horas la policía se asomó en una esquina del pasaje y uno de los invitados tuvo una conversación con ellos que duró tan solo unos segundos y se marcharon haciendo vista gorda de una de las infracciones que claramente se estaba infringiendo. A las 21,18 minuto el dueño de casa quiso dar fin a la fiesta porque se acercaba el toque de queda pero, se produjo una discusión con unos invitados que termino en una pelea a cuchillo. Las mujeres gritaban y los hombres que no participaban del hecho alentaban la pelea que en un par de minutos termino con uno de los invitados en el piso muerto por una certera puñalada en su pecho. En pocos minutos nadie quedó en la calle, tan solo el cuerpo que yacía boca abajo en un gran charco de sangre. A las dos horas se hacía presente la policía y ninguno de los vecinos fue testigo de lo sucedido. Todos concluían que ellos no vieron ni sintieron nada. Lo peor de todo que al muerto no lo conocía nadie y los más asombrados eran los Gonzales que nunca se dieron cuenta del hombre fallecido que perdió la vida justo en frente de su casa, aludieron que ellos ya estaban acostados y de hecho todos estaban como recién salidos de la cama.
Al pasar de los días se supo el nombre del fallecido y el caso quedó abierto en una investigación que todos los de la villa General Aguirre sabían no tendría ningún acusado.
Al otro día el humo y aroma a asado se colaba por los diferentes hogares del pasaje donde reinaba la alegría de unas fiestas patrias bien celebrada.

 Se huele el silencio esta noche, es un aroma impregnado en alguna parte de mi cuarto.

Qué noche más mordaz
Me asomo a la ventana
Queriendo escuchar algo
Más que mi corazón latiendo
Es una noche triste
De esas que ahuyentan a los muertos

 Dormía de lado, apoyado sobre el lado derecho de mi cuerpo, sentía la molestia de la prótesis a la cadera, pero dormía. De pronto siento un ruido y veo que un puma negro avanza muy rápido y salta sobre mi cama, me quedó quieto siento mucho temor, el puma se acerca a mi cabeza, pienso que me va a morder, sin embargo se mueve y se acomoda a mis pies, sigo en una actitud rígida, pienso en como salir de esta terrible situación, tomo la mejor decisión. Abro los ojos y despierto

 Los niños corren por el pasaje tratando de atrapar el volatín, lo hacen gritando, indicando, saltan para tomar el hilo que flota en el espacio. Los niños corren despavoridos por el pasaje tras el cometa, está vez es uno grande que se mueve pesadamente en esta tarde fresca, de una brisa septentrional, va de techo en techo y cae sobre la casa de la señora Marta que a su edad no sabe de volantines cortados. Los niños van por otro lado, por otro cometa cortado. El cielo medio nuboso está lleno de cometas, varios viajan con largas colas, de muchos colores , de diversos tamaños todos van desbocados y los niños corren, quieren atrapar los volantines, son el.premio a la carrera esforzada. Los volantines en primavera son los protagonistas de un septiembre enfiestado.

 Seguramente estaban mal de la cabeza los que lo eligieron.

Miren que votar por un enemigo del imperialismo norteamericano.
Ellos .nunca permitirían un hombre bueno al.mando de un pueblo.
El Señor Presidente se destacaba por tener discursos que llegaban a la gente.
Era su voz y su corazón presente.
Tenía ideas absurdas como dar desayuno a los niños en todos los colegios.
Que el cobre fuera chileno
Igualdad, que estupidez pensar en la igualdad.
Lealtad, conocerán esa palabra las fuerzas armadas que lo derrocaron?
Pero, Allende se equivocó, erró en dejar que algunos compañeros pensaran que podían hacer una revolución
Las armas son una pésima consejera.
Él no quería eso para su pueblo
Pensante.
Para Allende siempre fue tarde para gobernar, el imperio yanqui ya tenía a los traidores comprados.
Todo estaba preparado para que esté hombre fuera derrotado.
Y nos quedamos con lo peor.
Divididos, gobernados por la desigualdad, con traidores, ladrones, asesinos y corruptos. El capitalismo en pleno.
Ganamos la memoria de un Presidente, del último político verdadero. Del último socialista de carne y hueso.

martes, diciembre 01, 2020

 Cuando estuve afuera,

Nunca olvide mi tierra
La sigue soñando tal como era.
Me levantaba
Buscando la cordillera
Y solo había algodón, café y palmeras.
De tanto extrañarla lloré
Más de una vez
Cuando tontamente sentía
Como si la tierra se moviera.
Cuánto añoraba
Que de un día para otro
Hice la maleta
Volví como salí de ella
Con una mano adelante y
Otra en la trasera.
Pero, ya de vuelta
Me puse mi campera
El frío era algo
Que hace mucho tiempo
No sentía,
Mis manos heladas
Tomaron la chopera
Con unas sopaipillas
De esas caseras,
Y aunque el invierno comienza
Y por la cresta como hiela,
Estoy contento en mi tierra chilena.

 Podría haber Sido de otra manera,

Tal vez en otra esquina.
En otra espera,
Con otra mirada
O otra sonrisa
En otro día
O en otro año
Tal vez no en primavera
Pero, si en un otoño
Frío, con bufandas al cuello
Y zapatos húmedos.
Podría haber Sido de otra manera
Un enamoramiento
De esos que quedan y se van al olvido,
O un beso esquivo
Y luego un diálogo sin sentido.
Pero nada de eso fue
Y me quedé contigo
En esa esquina
Y con ese beso.

Los Amantes


Hay cierto arrepentimiento
en esta noche fría
se puede sentir en la
tristeza que lleva la brisa,
que viaja cabizbaja
por los pasajes
claros como el día
por las nuevas luminarias.
Los perros duermen en sus guaridas,
hay un silencio cómplice
de los vecinos que espían
desde sus ventanas.
Ella besa apasionadamente
a su amante
dos casa más allá su mujer lo espera
descarado! grita una vecina desde su patio.
Es el momento en que los amantes se despiden.
Él avanza cabeza gacha a su casa.
Ahora todos vuelven a sus camas,
la noche se hace más calma.
Mañana será un día más,
nadie dirá nada.
En las poblaciones romper
el silencio puede ser caro.

Aquí está a mi lado..

 Aquí está, a mi lado

Con sus labios manchados,
Duerme, como siempre
No hacemos nada
Parecemos dos seres pegados
Cada uno con sus pecados
La mayor parte de mi vida
La paso solo en mi cama
Ella es visita, a veces una extraña
Llevamos toda una vida
Olvidando y queriéndonos
Ella no se casó con.un santo
Ni yo con una santa
La mayor parte del tiempo
Nos amamos
Pasamos horas acostados
No estamos juntos
Estamos silenciosamente atados
Un día nos amamos para el resto de la vida
Los otros los callamos
Se nos pasa el tiempo
La ventana de mi cuarto
Deja entrar una brisa fresca
Ella ya se marchó
Y nuevamente estoy solo.

La Oportunidad

 El guatón Herrera nunca fue mi mejor amigo, tenía algo que definitivamente me caía mal. Siempre estaba comiendo algo, la mayoría de las veces era un pan, siempre sentado en las afueras de su casa y siempre llegaba dónde no estaba invitado. Sus comentarios buscaban la risa fácil de los del grupo pero, nunca le atinaba. Muchas veces en medio de todos se tiraba un chancho que no solo apestaba sino que irritaba terriblemente al pequeño Juan su archi enemigo y con el cual varias veces quisieron enfrentarse a golpes, pero el guatón con su panza empujaba al pequeño Juan quien siempre terminaba por caer al suelo y mientras sacudía sus ropas vociferaba garabatos en contra del guatón que lo miraba con una sonrisa burlona.

Hace una semana lo ví a pesar de los años que pasaron sigue siendo guatón y su barbijo le hace parecer una prieta dicen que se dedica a la venta de marihuana cosa que no me consta a pesar que nadie del pasaje sabe con qué plata se compró el auto que tiene si él trabaja en la feria de verduras como vendedor. Lo único bueno del guatón es la hermana que tiene, puta que es linda la weona, todos los de la pobla se le han tirado pero ella no pesca a nadie, dice que quiere casarse con un weon con plata.
Cómo es la vida, ahora el pequeño Juan es amigo del guatón y se les ve junto pa todos lados.
A veces pienso que un día de estos se los van ha llevar presos los tiras y en ese momento la hermana del guatón se va a quedar sola y será la oportunidad de que alguien la consuele y ahí estaré yo con todo mi cariño.

Mi Poesía es Notoria...

 Mi poesía es notoria

Como el pan en la mesa,
De carácter poblacional,
Puede contener tanto un perro doméstico como uno callejero,
Está hecha de esos amores
De pueblo
Donde las citas son en las plazas
En una esquina de algún pasaje
O simplemente en la casa de la polola
De esos tiempos.
Las metáforas que puedes encontrar
Son esas que se hacen con cemento fresco
O para los románticos con mariposas de algún potrero,
Es sufrida porque es de personas sin dinero
Que mueren en hospitales públicos
O también de esos que llegan del trabajo cansados
Y que en algún lado posaron caca de perro.
Mi poesía es real habla de los obreros
De esos que construyen los sueños de los que tienen dinero.
Es de mujeres de esfuerzo
Con senos grandes y bellos
Que aman con el corazón
Bien agarrado al pecho.
Mi poesía es romántica
Llena de besos
Y sin complejos.
Mi poesía no habla de dios
Pero si de lo que quiero
Y deseo.
Mi poesía es de carne y hueso.

viernes, septiembre 25, 2020

Encuentro


Ya había pasado la cuarentena. Pedro se fue a la plaza del centro de su pequeña ciudad, ese era el lugar de encuentro de los jóvenes. Se sentó en una banca sacó un cigarrillo y espero, al cabo de un rato una muchacha delgada, pelirroja se sentó a su lado. No tardaron mucho en conversar y en agradarse mutuamente. El encierro al que estuvieron expuestos les tenia deseosos de estar con otro. Él por su parte solo quería hacer el amor, ella durante la cuarentena solo pensó en encontrar un amor. Ambos se complementaron de tal manera que ella aceptó ir al departamento de él. Hicieron el amor durante varias horas. Él sintió la satisfacción, ya estaba pagado de tanto deseo guardado. Ella por su parte sintió que ese era el hombre que soñó durante su cuarentena y rebosaba de alegría.
Quedaron de verse en otro día y ella acudió a la cita que era en en el mismo lugar donde se habían conocido pero, él no llegó. Entonces ella pensó que algo le podía haber sucedido y dejo pasar una semana y fue al departamento del joven que ella amaba. Golpeó durante unos minutos, hasta que un vecino le dijo que quien vivía allí se había marchado.
Se sintió abrumada y durante varios meses volvió a la plaza, se sentaba en la misma banca y esperaba mientras miraba a cada transeúnte que pasaba, se sobaba su guatita que ya estaba bastante abultada.

Cemento

 

Se me advirtió que no podía salir, se me amenazó con el viejo del saco y me dijeron mis padres que andaba por ahí llevándose a los niños. Lo que no sabían ellos, es que el hombre del saco dormía muy cerca de casa, en una casucha de cartón que se construyó y que tiene dos perros uno más grande que otro, mansos como él y nos cuenta historias mientras se come el pan con mantequilla que le llevamos.
De igual forma me siento en la ventana que da a la calle, mis piernas quedan a pocos centímetros del suelo, mientras ojeo una revista del pato Donald en una mañana agradable de primavera.
Salir a la calle a jugar con los otros niños siempre estaba lleno de un sin número de advertencias de la mamá ¡tenga cuidado con la pelota, no le vayan a quebrar un vidrio al vecino! ¡Jueguen abajo en el pasto donde no hay casa! ¡Ponga ojo a los monstruos que pueden salir del tranque y que se lleva niños! ¡Cuidado con los caballos ¡ bla, bla, bla. Pero, nosotros no le temíamos a nada; éramos intrépidos y el mundo era nuestro, La única amenaza que veíamos, la construcción que más abajo se hacía de casas, lo que amenazaba claramente nuestro gran patio que finalizaba en el tranque al cual íbamos a pescar unos pececillos que llevábamos en bolsas para la casa en donde siempre morían porque no sabíamos cómo cuidarlos.
¿Ahora, puedo ir a jugar mamá?
Sí, vaya no mas pero cuídese y mi mamá se sentaba a costurar, la máquina estaba tan cerca de la ventana y desde allí me vigilaba aunque la máquina de coser la obligaba a estar de cabeza gacha observando que el hilo no se enredara, .jugábamos hasta que el sudor nos obligaba ir a casa por un vaso de agua helada y allí mi mamá aprovechaba de mandarme a bañar..
En mi cuarto solo habían revistas, las leía todas y cuando me daba por ser artista dibujaba en la pared de yeso de mi cuarto al Pato Donald, allí estaban retratados el Tío rico y sus sobrinos, flash Gordon, Superman y otros héroes. A mi madre le gustaban mis dibujos. Mientras leía siempre estaba comiendo fruta, hasta el día de hoy adoro leer y comer frutas.
Mi mejor amigo era el pelao que en verdad se llamaba Gustavo, pero le decíamos el pelao porque tenía un pequeño lado en su cabeza donde no le salía pelo, con su peinado cubría este hecho, tenía más fantasías que todos nosotros, siempre andaba con una espada que colgaba de su cintura, decía que era para defenderse de los malhechores, era un hablador innato y nos llevábamos súper porque siempre me traía alguna fruta, ya que también era un gran comilón que lo mantenía en un sobrepeso notorio pero, que en esos tiempos a nadie le importaba. Disfrutábamos mucho ir a tirar piedrecillas al tranque. Mis otros amigos eran el Jaime, el Andrés y el Cristían y siempre estábamos jugando a la pelota o excursionando por el potrero que se estaba acabando por lo de la construcción. Recuerdo que en verano, corríamos toda la mañana atrás de las mariposas y además de pescar en el tranque cazábamos ranas que para mí resultaban asquerosas. Otra cosa que nos gustaba hacer era elevar volantines y siempre el Cristían tenía el mejor hilo curado porque se lo preparaba su papá.
Cuando terminaron la población nueva llegó mucha gente y ya no pudimos ir mas al tranque porque le echaron tierra y estaban preparando el terreno para hacer más casas. Esa etapa fue muy triste era como si nos hubieran quitado el paraíso. El cemento comenzaba a apoderarse de nuestras vidas y ese era el único monstruo al cual le temíamos.
Pusieron iluminación nueva en el pasaje, de noche, parecía que era de día y eso nos favoreció porque podíamos jugar a las bolitas hasta tarde, no así a las escondidas, cosa que hacíamos con las hermanas de mis amigos donde todos teníamos un amor. A mí me gustaba la hermana del Jaime era una muchacha blanca, de cabello largo muy negro, de ojos grandes. No muy flaca y sonriente lo que le daba cierto tono de coqueta.. A ella le escribía poesías que nunca le pase; le gustaba conversar conmigo. Un día estuvimos a punto de darnos un beso justo llegó su hermano y nunca más se presentó de nuevo esa oportunidad. Al papá lo cambiaron de trabajo y finalmente se fueron de la población, de esta forma nosotros perdíamos al mejor arquero que habíamos tenido y para mí se iba mi primer amor.
Ningún pasaje estaba pavimentado, la tierra que levantábamos cuando jugábamos a la pelota se entraba por las ventanas abiertas y no faltaba la vecina que salía con escoba en manos a corretearnos, se mantuvieron sin pavimentar los pasajes hasta cuando cumplí los diecinueve años, por suerte nos dejaron los almendros y aunque las mamás estaban contentas porque había menos polvo, en las casas el calor arreciaba más fuerte.. Yo sentía que el monstruo del cemento nuevamente daba otra zancada en nuestras vidas.
Alcanzamos la juventud y a las poblaciones llegaba la era hippie y se veían los primeros pitos de marihuana.
Una mañana fue la más trágica, llegaron los del municipio y arrancaron todos los almendros, no dejaron ningún árbol, que nada losw detendría y que nos quedaríamos encerrados en medio de una población llena de cemento, autos, droga y un modernismo que estaba al servicio de una economía depredadora.
En mi cuarto mis padres pusieron papel mural en la pared donde estaban todos mis dibujos, mis revistas se fueron todas a la basura, mis amigos desaparecieron y yo me fui a la Universidad a estudiar Literatura.

 No salir de casa me ha vuelto inseguro,

Con trastornos de insomnio y de comidas a deshoras,
Con una idiotez desacostumbrada por tener la televisión encendida,
Con una maniática obsesión por el celular
Y una rara sensación de falta de cariño.
Hay días en que no quiero levantarme
Otros en que estoy en píe muy temprano
Sin nada que hacer.
Me siento despojado de todo
Sin credo en la boca.
Si no acaba luego esta cuarentena
Me desbandare y saldré a la calle
Como lo hacen los gorriones
Colgaré de algún cable,
O treparé un árbol como un gato,
O me echaré en alguna plaza como un perro,
O disimulare estar muerto
En las afueras de un prostíbulo desierto.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...