jueves, abril 09, 2020

Me ha tomado horas enderezar el dobles que ha dejado la lluvia en la esquina de mi cuarto y aunque parece que no tiene sentido hacerlo, es correcto desde el punto de vista estético.
Mis noches no serán más tranquilas por ello y el proyecto de mudarme de cuarto está más en pie que nunca.
Sin embargo, hay cosas que me dan una alegría inmensa en este lugar, por ejemplo el libro abierto sobre mi cama que estoy a punto de seguir leyendo en la página cincuenta y tres y que tiene un dobles de hoja muy parecido al que tenía mi cuarto, pero este lo utilizó como marcador de página.
Hay otra cosa que casi me obliga a quedarme en este cuarto y son las innumerables cartas que te escribí y que nunca te envié, siguen apiladas como estatuas de yeso sobre el escritorio que se ubica a mi derecha.
La decisión, sin embargo ya está absolutamente tomada, nada me puede obligar a soportar otro invierno pasado de frío, por un dobles insistente donde se cuela el agua que hace de este cuarto un bote a la deriva.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...