Un gobierno de gerentes quedó en el pasado. Así el Presidente deja atrás una mas de sus promesa y comienza un necesitado cambio: GOBERNAR CON LOS POLITICOS, serán ellos, los que vienen a impulsar al tan opacado gobierno. Un cambio que por muchos se ve con muy buenos ojos. Es bueno dejar en claro, que son los movimientos sociales los que en definitiva obligaron a este cambio de gabinete; cambio, que no revierte la lucha emprendida por estos, son ellos los políticos que en definitiva, tendrán que buscar una alternativa para resolver el gran problema que enfrenta la educación. Algo que para los jóvenes que han iniciado está lucha sienten una lejanía en esta solución.
Al parecer en todo esto hay alguien que en definitiva no quiere escuchar; a pocas horas de entrado el nuevo gabinete el Presidente se manda una frasecita (la educación es un bien de consumo) que desde ya pasó a llevar al nuevo vocero, y que tuvo que correr a dar explicaciones. Frase que embiste fuertemente a la idea de los estudiantes que ven la educación como una responsabilidad social.
Pero, ¿quién es el soberbio?. En este país aún se habla de dos conglomerados políticos la Concertación y la Derecha ambos continúan a pesar de la baja en las encuestas como los grandes protagonistas. La Concertación por un lado vocifera que apoya la fortaleza, la tenacidad y la valentía de los jóvenes en la lucha por sus derechos, sin embargo es un apoyo casi endiosado, desde sus cómodas oficinas levantan la mano en apoyo a estás luchas sociales, pero ellos, no son capaces de bajar de sus estrados, y salir a la calle a dar la lucha en igualdad con los jóvenes, está vez, con un movimiento claro y político; al parecer lo único que hacen es resguardar el poder que les va quedando. La derecha, por otro lado, no se aleja de su ya claro hermano político, ambos tienen un temor ha hacer cambios reales (sistema binominal, diseñado por Jaime Guzmán, votación de los chilenos en el extranjero, los cargos políticos que se dejan y son designados por sus mismos conglomerados etc, etc) todo ello en pos de mantener el poder.
Tal vez el error de muchos jóvenes es que no tienen derecho a voto, porque el día que se inscriban en los registros electorales y lo hagan en pos de sus ideas muchas cabezas rodarían.
Tenemos un gobierno de escasa representación ciudadana, una oposición que también patalea desde su nicho y no somos capaces de escuchar otras alternativas políticas, como si la costumbre de hablar siempre de los mismos nos ha hecho dependientes y resignados. Al parecer que el dicho de “no estoy ni ahí” pertenece a los adultos que desde sus casas frente a la televisión ven como sus hijos luchan por los ideales que ellos abandonaron en la desesperanza.
