jueves, abril 27, 2017

Sala de espera
La radio encendida y nadie la escucha es que los receptores de televisión permanecen todos abiertos como canales que se adentran en aquellos que esperan sentados o se aglomeran en los pasillos en filas que no tienen fin. Todos parecen ausentes de los otros, la mirada fija en la televisión los emboba en un giro inútil de la citación al médico, aquí en el hospital parece vano hacer cualquier amistad es que nadie quiere al parecer escuchar las desgracias del otro. Por fin, alguien apaga la radio que permanecía encendida en el baño público, entonces se hace más presente el sórdido silencio que se interrumpe con el llamado de algún doctor a un algún paciente que avanza y todos lo miran cómo preguntándose a qué hora llegaste, por qué te llaman primero y entonces todos miran con disimulo el reloj que está en la oficina de recepción donde secretarias revuelven papeles interminablemente y levantan con desespero la cabeza para ver quien sigue en la fila. No sé si en esta sala pero en otras a muerto gente esperando lo acaban de decir en la tele y todos piensan en cuan grave es su enfermedad, si vale la pena esperar hasta la muerte, es el momento en que más de alguno con un acto de enfado se marcha golpeteando fuertemente su bastón en el piso como para que alguien escuche su acto de rebeldía.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...