Que nos puede sorprender más en la vida lo que ella nos depara intempestivamente; de pronto nos encontramos con un hecho que nos detiene la vida y todo para a nuestro alrededor, es como si alguien nos indicara que tenemos que hacer una pausa y luego continuar. La sorpresiva perdida de 21 vidas en circunstancias que son posibles de suceder, pero que nadie espera que le sucedan a ellos, a estas personas especiales solidarias y de tanta fama como lo fueron Roberto Bruce y Felipe Camiroaga, nos lleva finalmente a una congoja profunda y de mucha reflexión.
Cuando en el país estaban sucediendo grandes e importantes hechos políticos y al mismo tiempo sucesos violentos que terminaron con la vida de un joven y todos estamos expectantes a una solución, sucede este echo lamentable de un accidente que nadie se esperaba y es así como todo el país está sumido en una tristeza de la cual no será muy difícil salir a delante por el cariño y la trascendencia de estas personas que han perdido sus vidas.
Ellos como todos los medios lo han manifestado partieron felices a realizar un trabajo de solidaridad, una labor de mucho valor en tiempos en que el terremoto y el tsunami dejaron una huella dolorosa en nuestra tierra. Parte de ese equipo iba a realizar una importante labor con los microempresarios de la Isla Juan Fernández, educación en la elaboración de proyectos. Que importante es esto cuando por la experiencia vivida como microempresarios vemos como muchos recursos del gobierno son mal usados porque no siempre están en manos idóneas para esta labor y se pierden porque se han entregado a los amigos, al conocido, o al que el partido político a indicado sin seguir una línea de investigación sería de quien en realidad puede necesitar mas estos recursos, otro tema es la cantidad infima de dinero que se entrega con lo que se apoya a los empresarios.
Por otro lado se ha destacado el amor, la entrega y el gran corazón que tenía Felipe Camiroaga quien ahora nos enteramos de solidaridad con la gente, el compañerismo y su alegría. Y es aquí donde quiero detenerme el país vive momentos muy difíciles las partes en conflicto aparecen intransigentes, pero aquí hay alguien mas responsable que otro y ese es el dueño de casa, en este caso el Presidente de La República quien ha manifestado duramente que si está a favor del lucro, lo manifestaba anoche en un programa de televisión y eso me lleva a reflexionar ¿por qué todo tiene que ser mirada bajo la lupa de cuánto provecho le podemos sacar o cuánto dinero podemos ganar? Y creo que el país en este momento de mucho dolor debe pensar es necesario que estemos mas unidos, alejar nuestras diferencias personales y buscar el tan anhelado BIEN COMUN que no es mas que el bien de todo y no de unos pocos.
Felipe Camiroaga y sus veinte compañeros nos tiene en una pausa y quieren que aprendamos del dolor de sus perdidas, ellos han dado sus vida para que nosotros nos podamos escuchar y tendamos de una vez por toda la mano a quienes mas lo necesitan en este país, sin ideologías, religiones o intereses personales, tan sólo con el corazón puesto en está hermosa tierra. Todo esto puede sonar iluso, pero me pregunto ¿Qué más tiene que pasar? Para que suceda lo que de una vez tienen que suceder SOLIDARIDAD, BIEN COMÚN, HERMANDAD.