viernes, diciembre 28, 2018

ES Viernes

El último viernes del año, ¿debería recordar el primer viernes del año? No, no lo recuerdo, pero este es como el último día nadie se enoja ¿y qué se puede hacer en el último viernes del año? Comerse un completo solo en algún boulevard del centro o sentarse en la plaza de armas con un barquillo doble o venirse antes de la pega con alguna chiva trivial, o adelantar pega o simplemente no hacer nada, quedarse en la inercia absoluta de un viernes que se acaba definitivamente.
Desde la ventana de mi oficina puedo ver a algunos que ya tomaron su opción y están sentados en las afueras de un restaurante tomando una cerveza helada, casi echados en la silla mirando a todas las mujeres que pasan por el paseo ahumada.
Yo aprovecho para darle una miradita a mi compañera, que con su curvilínea figura ha conseguido mucho más que nosotros que llevamos años en este trabajo. Bueno, siempre un buen trasero es prioridad para los jefes.
Viernes, mañana dormiré hasta tarde lo haré porque es sábado, sin embargo ¿cómo termino este viernes? ¿Borracho en algún bar de mala muerte, en un café con piernas como un adoctrinado oficinista, tomando el metro para llegar luego a casa o llamando a la polola para ir a tomar unas copas?
Hago una encuesta entre mis compañeros para saber que opinan de este el último viernes del año. No hubo ningún interés y en verdad a quien le puede interesar que sea este el último viernes del año, si mañana será el último sábado del año y pasado el último domingo ¿cómo pasan los últimos días del año?
Último viernes del año y dejo la pega como todos los días, voy camino al metro como todos los días y hace un calor de mierda como todos los viernes en donde es verano y parece que todo el mundo salió a la misma hora y está el metro abarrotado de gente, donde me empujan , me aprietan y más de algún mal olor he de soportar en este último viernes del año que me lleva a mi casa en donde me espera una ducha helada, una cerveza, una conversación con la vecina y la tranquilidad, la quietud de una noche de verano que refresca e invita dormir como si fuera el último viernes del año

jueves, diciembre 27, 2018

Ejercicio de la tarde

Ahora que hace calor puedo hacerlo, camino desnudo por casa evitando el calor reinante, lo hago al compás del silencio y de mis pasos lentos, lo hago como ejercicio terapéutico, muevo mi cuerpo recto y apoyo con suavidad el bastón derecho, luego el izquierdo y así vamos paso a paso por el comedor, el living y el cuarto que es una bodega. Puedo sentir la brisa fresca que entra por el ventanal que está ahora a mí derecha, cuando me detengo me enderezó lo más que puedo y apretó con fuerza mis nalgas como segunda instrucción terapéutica, vuelvo a caminar;   repito este ejercicio diez veces. Hago una pausa me miró y observó el tajo de mí pierna dejado por la operación, me sorprende. Miro mi pene y levanto la cabeza, me pongo recto y repito el ejercicio terapéutico. Lo termino con una ducha fría y me recuesto en el sillón, aún estoy mojado, pero fresco. Siento que es una delicia en medio de una tarde calurosa estar así de fresco y desnudo terapéuticamente hablando.

domingo, diciembre 23, 2018

El Pascuerito
Hace poco que vino el Viejito Pascuero, aunque por el traje se podría deducir que era un señor de unos cincuenta años, con una barba impresionante, con un saco grande de regalos, una campanilla que no dejaba de sonar y dos acompañantes que lucían logos como del municipio, eran más o menos las ocho de la tarde, los niños se aglomeraron, gritaron, rieron y gozaron con la grandiosa risa del Viejito Pascuero Hasta los adultos abrazaban al viejito y todos lo grababan con sus celulares, se sacaban fotos, era todo una algarabía incontenible. Por entremedio de los vecinos pasó el Guacho como le decían al voladito del pasaje, pasó gritando que el viejito era mula “es mula el viejito” repitió insistentemente en los oídos de los vecinos.
No faltó el vecino que vociferaba que llamaría a carabineros con tanto alboroto y la vecina que lo agarró a chuchas.
El Viejito comenzó a poner orden y en su discurso con unas pausas de risa de viejo pascuero, habló que entregaría juguetes casa por casa, así como entró a la casa de la señora Ester y dejó tres regalos, en la casa del guatón Ramírez dejó dos y así por todas las casas¸ en las que no habían niños como en la casa de la Señora Eduviges le dejó un regalo a ella, siempre acompañado `por sus ayudantes, dos jóvenes flaquitos e insignificantes que solo sacaban pecho al logo del municipio, nunca hablaron, solo miraban y sonreían a medias. Después de una hora y media de recorrido el viejito se marchó con su saco de regalos tan lleno como cuando llegó y es que a las horas los habitantes del pasaje tres de la población La Nueva Esperanza se dieron cuenta que habían sido robados por los ayudantes y el famoso viejito pascuero.
Es entonces, que el huacho se paseaba por el pasaje cantando “viejito pascuero acuérdate de mí”
Mi poesía es vino tinto
Que embriaga el alma
Tiene aroma a uvas
Frescas a pellejo negro
A parras bien cuidadas
A tiempo, a catas, a encierro
A barriles de roble añejo
Mi poesía es tinto
Es sorbo embrujado
Es viaje enamorado.
Mi tinto es prosa
Que embriaga
De uva negra
Añejo, con sabor a vida
Con sabor a penas
Con un dejó de muerte amorosa
Tinto que embriaga el tiempo
Que cuelga la luna
Que mata la noche
Que duele, que arrepiente,
Que muere.

miércoles, diciembre 12, 2018

Un mes navideño


A pesar del anuncio de un día muy caluroso, amaneció nublado y un poco helado así lo anunciaron mis rodillas, me apresuré en levantarme ya que podría llegar atrasado a mi terapia. Este mes es un mes de mucha agitación, las personas andas desaforadas en las calles comprando sus regalos navideños. Para mí la celebración de la Navidad ha tomado otro rumbo. La emoción que me dejó el más impresionante regalo de navidad, lo tuve a mis trece años cuando descubrí casualmente que por la ventana, mi padre, estaba pasando una bicicleta y la ilusión de que el viejito pascuero se desvanecía, sin opacar de la alegría de recibir la bicicleta solicitada. Cuando, “el viejito me entregó la bicicleta” una Oxford roja radiante no fue en salir a dar la primera vuelta con toda la emoción a cuesta, mi alegría desbordaba en cada pedaleada y aunque no tenía la experticia de andar en bici, aceleré con toda las fuerzas que mis piernas dieron y me fui derechito a un árbol que se cruzaba en mi camino, entonces opte rápidamente la bicicleta o yo, y lance la bicicleta hacia un lado y yo, me abracé al árbol con un grito de dolor.
Hoy, a la distancia ese momento me parece casi mágico, ayer mi mujer y mis hijos preparaban el arbolito de navidad, lo hacían felices, con música, con baile y una alegría que los desbordaba. El árbol quedó precioso.
Muchas de mis navidades después de los regalos y al pasar de las horas mi padre nos daba la decepción de todos los años, se emborrachaba y comenzaban las discusiones y los llantos, me costó mucho olvidar eso, cuando se acercaba la navidad lo único que quería era desaparecer con el viejito pascuero. Ya adulto miraba desde lejos y la verdad que no disfrutaba la navidad; sin embargo mis hijos y mi adorada señora, que sueña con pasar una navidad en medio de la nieve, me inculparon el verdadero amor por esta fecha maravillosa, los regalos son preparados con anticipación, se planifica la cena y como ya conté, el arbolito tiene su tema y su significado cada año, este es el color rojo, un color del amor, de la pasión, del corazón.
En casa puede sentir la tranquilidad e imagino a la gente aglomerada en las calles.
Un pájaro picotea el jardín, mientras yo muerdo una cereza jugosa, mi perro se detiene a la entrada de casa, se echa y levanta su cabeza oliendo la brisa suave que mece las hojas de mi jardín.
La navidad es un encuentro familiar, para abrazarse, quererse, decirse cosas, regalar amor y porque no leer un buen libro.

domingo, diciembre 02, 2018

Una noche Excepcional


Ramírez estaba en la puerta de su casa mirando el cielo cuando se dio cuenta que esa noche era demasiado clara. El cielo estaba tan nítido que se podía ver más estrellas de lo que habitualmente se veía, si hasta parecía que la luna casi se podía tocar con las manos. Ramírez se sintió tan asombrado que no dudó y se lo fue a contar a su señora. La señora Ester no cabía en si de lo que veía y fue hasta el frente de su casa a comentarlo con su vecina Angela. Presidenta del comite de vecinos, este hecho fue, a eso de las once de la noche.
A la noche subsiguiente fue lo mismo, solo que todos los vecinos del pasaje observaban el cielo inusitadamente iluminado, y la población estaba demasiado clara. Algunos vieron ángeles, otros objetos voladores no identificados y más de algunas brujas, animales mitológicos y otras cosas raras.
La tercera noche tenía ya casi a media población en la calle, todos observando y comentando el extraño fenómeno de estás noches tan nítidamente claras; los más felices eran los niños que corrían para todos lados entre medio de los vecinos. . Alguien habló del cambio climático y otros se arrodillaron en medio de la noche y rezaron.
El almacenero, un hombre de casi cincuenta años, que veía dinero en todos lados, aprovechando la multitud comenzó a cerrar más tarde. Una noche llegó el diario local, algunos periódicos nacionales y uno que otro matinal que ahora era nocturnal, entrevistaban a los vecinos que por las mañanas, aún con sueño, se miraban en la tele. Además opinaron en la televisión astrólogos, astrónomos, científicos, charlatanes, historiadores y los infaltables políticos.
El viernes por la noche, ya todo era un escándalo, hasta querían hacer un reality y los programas de farándula estaban todos en la población. Muchos vecinos se sentían verdaderos artistas y otros se rehusaban a la fama.
A diferencia de otras poblaciones que tenía su cielo absolutamente normal, el cielo de la población Huasco seguía extrañamente claro.
Ahora había mucha gente en la vieja población, vecinos ajenos, vendedores ambulantes, charlatanes, abogados, periodistas, artistas, hasta se instaló un circo en la cancha de futbol.
Unos pocos vecinos se organizaban para sacar a todas las personas ajenas, ya que ellos trabajaban y no estaban durmiendo bien por el bullicio que reinaba en la población Huasco.

El sábado por la noche y cuando más nítida estaba la noche un viento fuerte bajó de la cordillera y de un momento a otro se nubló y comenzó a llover obligando a vecinos, curiosos, vendedores y toda la gente de la televisión, a volver a sus casas. Llovió durante cuatro dias fuertemente.
Cuando paró de llover, las noches ya no eran claras y Ramírez, que estaba en la puerta de su casa nuevamente, le avisó a su señora que una gran nave espacial surcaba los cielos, entonces su mujer lo agarró de una oreja, como si fuera un niño, y lo entró diciéndole No, eso sí que no.

Velorio


Por la tarde fui a sacar mi camioneta de la entrada de casa, cuando me di cuenta que un auto estaba estacionado frente al portón, vi mucha gente y enfrente un velorio, rápidamente busqué al vecino un hombre de ya unos setenta años, pero muy saludable, estaba sentado en una banquilla sano y salvo, luego supe que el muertito era su hermano que lo habían traído de Santiago, porque él quería ser velado en esta casa. Un hombre sacó el auto del frente de mi casa.
Cuando volvimos con mi mujer de las compras había más gente, niños corrían por el pasaje, un hombre con una lata de cerveza hablaba con dificultad, mientras los otros le escuchaban y explotan en carcajadas que remecían al muerto. La algarabía a eso de las diez de la noche estaba desatada, parecía una fiesta en vez de un velorio, los pariente se aglutinaban en grupos con tragos en las manos, algunos entraban y salían de la casa literalmente muertos de la risa, mientras tanto el occiso intentaba dormir su último sueño en este mundo. La noche se hizo larga y ruidosa; por la mañana se sintió silencio y descanso. Cuando todos esperábamos que hoy, se llevaran al muertito; otra vez la desatada e irrespetuosa “fiesta” continuó hasta altas horas por la noche. Por la mañana a eso de las diez sacaron al muertito que iba con un dejo de alegría y pensando que por fin descansaría en paz.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...