Ya la noche había llegado, de igual forma el calor era sofocante, al parecer más tarde vendría lluvia. Estábamos a punto de iniciar un nuevo viaje desde la ciudad de Santa Bárbara do Oeste hacia el Paraná. Éramos siete los emprendedores, entre chilenos y brasileños. Llevaba una caja no muy pesada cuando pise mal y me doble el tobillo, el dolor me hizo soltar la caja y tuve que sentarme en el piso, fui atendido por mis compañeros y se me dejó sentado mientras ellos terminaban de cargar los vehículos. Se armó una cama en una kombi y en ella me acomodé. El viaje era largo se suponía que estaríamos al amanecer en la fiesta de iglesia de la cual seríamos parte. Salimos alrededor de las 22 horas y el viaje fue tranquilo hasta las cuatro de la mañana cuando la kombi en que yo viajaba pincho un neumático, lo cambiaron con la algarabía de siempre. El viaje continuó solo nos detuvimos en un lugar para tomar un café y comer algo, no pude bajar del vehículo estaba demasiado adolorido.
A eso de las cinco de la mañana salimos de la carretera y nos adentramos en una carretera que nos acercaba a la ciudad que era nuestro destino, a lo poco andar nuevamente se pinchó otra rueda, a lo que Vladimir, el conductor bajó con una actitud un poco airada, nunca se me había pinchado dos veces un neumático en un mismo viaje de todos los años que llevo viajando, entre risas y un poco de verdad se me acusó de mala suerte y se me sacó de esa kombi y se me cambió a otro donde iba sentado al lado del pasajero, lo lamentable es que mi pie estaba muy hinchado. Llegamos a la ciudad alrededor de las ocho de la mañana y solo teníamos lugar para un solo puesto y nosotros necesitábamos tres lugares, en una decisión de solidaridad se decidió continuar a otra fiesta que estaba a pocos kilómetros. Logré ir a un centro médico y se me colocó una inyección y se me dio medicamente para la inflamación.. Dos horas después cuando cruzábamos un puente la kombi donde viajaba comenzó a humear, la revisaron entre varios y era lo peor había que reparar el motor, en ese momento quedó decretado que el mala suerte era yo. Tiramos la kombi hasta un pueblo cercano donde se nos dijo que la reparación tomaría todo el día, por lo que decidimos quedarnos allí y continuar al otro día, gracias a dios mi pies presentaba una buena mejoría y ya lo podía apoyar, a la hora de almuerzo el tem se centró en mi persona y entre risas se me acusaba de ser el culpable de la mala suerte que arrastraba el viaje, aunque todo era acompañado de bromas que causaban mucha risa, yo para ser sincero me sentía con cierta incomodidad.
Llegamos a la otra fiesta y cuando el organizador nos informaba que ya no habían lugares las miradas acusadoras se centraron en mi persona. Mandemos al chileno de vuelta en un bus propuso el más bajo de los chilenos. Todos en el fondo sabían que era una broma, el viaje continuó ahora era solo buscando un lugar para trabajar, terminamos en un pueblo pequeño donde se nos permitió armar nuestros puestos en una plaza pequeña donde las ventas eran más bien lentas, estuvimos cinco días allí. Cuando iniciamos el viaje de vuelta ya caminaba perfectamente bien a pesar de que hubo una que otra discusión de quien me traía de vuelta. Llegamos a casa sanos y salvos