martes, diciembre 17, 2019

Son las cuatro de la mañana. Luciano está sentado a los pies del monumento a Baquedano. La noche es fresca, no hace frío. El entorno de la plaza ahora de la Dignidad está llena de papeles, banderas y letreros de papel esparcidos por doquier junto a innumerables piedras que parecen sembradas en el ancho pavimento. Trozos de palos y postes doblados se divisan en las esquinas, rastros de fogatas improvisadas que se apagan con el pasar de las horas. Uno que otro automóvil pasa con precaución. Luciano se levanta y los saluda gritando !viva la nueva constitución! Una que otra bocina se deja escuchar apoyando a Luciano que se vuelve a sentar con aires de cansado. Se le hizo tarde y ya no puede volver a casa, no tiene dinero para un taxi y optó por esperar hasta que abra el metro nuevamente
El cielo está estrellado, hermoso, con una luna que lo ilumina Como si fuera la pequeña lampara de su velador.
Un vehículo de carabineros se acerca lentamente y lo ilumina con un foco que lo enceguese. El joven sabe quiénes son y decide hacerse el borracho. El auto policial avanza lentamente en dirección a la cordillera y cuando ya se pierde Luciano se lleva sus manos a su boca haciéndolas de bocina y grita  ! El violador eres tú !  Emocionandose hasta los huesos.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...