Un aire fresco entró por mi ventana que permanecía abierta aplacando el calor nocturno, cuando ya estaba medio dormido un olor nauseabundo se apoderó de mi cuarto e invadió toda la casa, el dolor de cabeza se hizo sentir como a las cuatro de la mañana, el mal olor persistía, lo peor de todo que a la noche siguiente se volvió a repetir. Recuerdo que su prestigioso medio hacia un llamado a las autoridades para solucionar este problema en nuestra comuna, al parecer la empresa que provoca esta fetidez hace oídos sordos a los lamentos de todos aquellos que tenemos que soportar tamaña pestilencia de su fábrica y seguramente las multas son insignificantes.
Ahora estoy alerta a cerrar rápidamente la ventana, pero no creo que sea la solución.
Es increíble como todo nosotros mismo justificamos las cosas que nos afectan, si la bencina sube la culpa la tienen de afuera, y que le vamos ha hacer; si sube el pan, es el trigo a nivel mundial que está mas caro, hay que aguantar no mas, si los sueldos no suben y ya el dinero no alcanza, hay que usar la creatividad, por que hay que rebuscarselas. La pregunta es de pero-grullo ¿para que están las autoridades electas por nuestro voto?.
En definitiva hay algo que huele mal porque cuando nos dicen que el Imacec ha subido y la economía del país ha mejorado ostensiblemente está claro que eso en otro país porque el de los pobres y el de la clase media sigue sufriendo con los males olores, con las alzas de la bencina, con el estancamiento de los sueldos etc,etc.
Atrás quedó todo el pavor que nos provocaron durante el verano algunos medios periodísticos, ahora seguramente se enfocaran en hacernos creer que todo va muy bien, hasta la entrada del invierno en que nos inundaremos como siempre, total ya estamos acostumbrados.
Tal vez el raco que llega de la cordillera no tan sólo nos limpié el aire contaminado sino que nos de nuevos bríos para recordar lo bravío que fuimos en algún tiempo de nuestra historia.
