lunes, marzo 02, 2020

A la panadería llegan muchas personas de la tercera edad, algunos caminan lentos, una mujer de unos cincuenta años camina del brazo de otra mujer más joven. Su mano derecha la lleva a la altura de su estómago de tal forma como si estuviera sujetando sus entrañas. De un automóvil lujoso se baja un.hombre gordo, simplón, le sonríe al cuidador de auto y entra a la panadería rápidamente. Hace un calor horrible y se puede sentir el aroma a pan recién salido del horno. La gente sale masticando un pan de la panadería lo toman con cuidado está caliente. El cuidador de autos se enoja con una mujer que no.le dejó propina, se va furioso a la esquina y recoge del.suelo una botella que se empina una y otra vez, luego se pasa la manga de su brazo derecho por su boca y vuelve a su labor. Un padre se acerca con su hija a mi puesto. Le dice a la niña: pregunta cuánto cuestan. La niña tímidamente pregunta. Le digo el valor y el hombre dice - ya cómprate una.
Hay una fila pequeña en la panadería, todos se toman su tiempo para comprar el pan, en las afueras una señora vende palta, tomates y ají todo para una once perfecta.
Varios hombres vienen en bicicleta a comprar. Llegan muchas parejas como si fuera parte del amor que se tienen ir a comprar pan. Algunos padres vienen con sus niños y a la salida les dan pan para que no pidan gjolosinas que a la entrada apuntaron con el dedo.
A las nueve la panadería comienza a cerrar, ya no queda ni una marraqueta.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...