jueves, enero 03, 2019

La Serena


Mis oídos están atentos al golpeteo de los bastones en el piso, me siento abrumado por ello, avanzo con la lentitud que me entrega mi cuerpo. El calor arrecia y se cuela por mi cuerpo provocando un sudor que absorbe mi camisa negra de manga corta. Me detengo a la entrada de casa y apoyo mi cuerpo en la camioneta, observo lo grande que está la mata de sandía que comienza a abrirse camino. Hace años, en esta fecha, a esta hora, caminaba por la orilla de la playa pateando las pequeña olas que se forman a la orilla, está muy agradable la tarde, voy de traje de baño me acompaña en esta travesía mi mujer que va recogiendo piedritas y las coloca en una bolsa pequeña que lleva, hay poca gente en la playa y el mar está calmado, hermoso; las olas revientan un poco más adentro provocando un estruendo que obliga a las aves de la orilla a correr ligeramente con sus patitas que parece flotaran en la orilla de la playa, nuestra intención es llegar hasta cuatro esquinas, venimos del faro y vamos hacia en dirección sur, el agua me sorprende por un momento y llega hasta mis rodillas, sonrío y meto las manos al agua y mojo mi pecho, mi mujer escapo hacia la orilla, sonriendo. Nos tomamos de la mano y nuestros pies continúan en el agua, avanzamos en silencio, sintiendo toda la frescura de la tarde, el sol casi cae sobre la mar, nosotros corrimos unos metros lo hacemos de niños que somos, ya casi llegamos a cuatro esquinas, se ve nuestra camioneta estacionada muy cerca de un restaurante, avanzamos hacia ella sobre una arena que ahora ya está fría, nos acercamos a una ducha que está a la orilla de la avenida del mar, nos lavamos el agua está fría, más fría que la de la playa, abrimos la puerta de la camioneta y sacamos unas toallas, nos secamos. De pronto la puerta de la camioneta se abre bruscamente y yo dejo de mirar las flores que salieron de la mata de sandía, mi mujer saca algo de la camioneta y yo vuelvo a sentir la triste humedad de este día caluroso, aquí en Santiago.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...