viernes, mayo 01, 2015

Tres monedas



Esa mañana de Marzo del 2001 salí temprano a mi trabajo; llegué a las nueve de la mañana al Mall de la comuna de Maipú, quien habría sus puertas a las once a.m. preparé la mesa con las frutas y cuando estaba casi todo listo el Mall abría sus puertas a los clientes. Este centro comercial estaba ubicado a pasos de la carretera, desde su estacionamiento se podía divisar en toda su majestad la Cordillera de los Andes; por la mañana, entró poquísima gente, con las escasas ventas que tuve, alcancé a comprar algo para comer, por la tarde fue peor no entró nadie, puede ser difícil de creer, pero así sucedió, los comentarios de los otros locatarios fueron que porque era nuevo y tenía poca publicidad, que la gente se había ido a la playa por ser feriado largo, que no era fecha de pago, en fin! las escusas fueron muchas y la plata sencillamente no se vio. Se cerró a las nueve de la noche y me dirigí a mi vehículo, una vez sentado en el tomé cuidadosamente las únicas monedas que me había ganado y las guardé en mi bolsillo. Puse las llaves en el contacto y aceleré un poco, ante mi sorpresa no partió, lo intenté varias veces, por miedo ha ahogarlo dejé de hacerlo partir y abrí el capo, pasaron unos amigos para ver que podían hacer,lo empujamos, pero finalmente el auto de mierda, estaba muerto; cerré bien las puertas y lo dejé allí en el gran estacionamiento del Mall sin antes notificar a los guardias, crucé hacia la carretera, eran como las diez treinta de la noche, una noche clara, llena de estrellas y calurosa, me metí la mano al bolsillo y saque las únicas tres monedas que me quedaban para la micro, mientras jugaba con ella en la mano,  maldecía el día que me había tocado y con rabia elevé mi rostro al cielo estrellado y dije: que mas Dios mio, que mas me puede pasar" y en ese momento las monedas que estaban en mi mano rodaron por el asfalto y se fueron directo por el desagüe, en un acto de verdadero desespero quise abrir la tapa de este, pero era inútil y estúpido, me quedé sentado en el piso en silencio, casi a punto de llorar, la impotencia y la rabia confundían mis pensamientos, mi única salida era hacer dedo y quedar a la caridad de algún vehículo que pasara y que ya eran escasos por la hora. que haría sólo ahora en esa inmensa noche, sentí que me podían asaltar, que estaba en verdad a la deriva de que me pasara cualquier cosa, claro que no volví a mirar al cielo y menos exclamar alguna cosa. Habrá pasado una hora y ya perdía toda esperanza cuando una micro se detuvo y el chófer dijo: "vay pa la casa weon" era el paloma el vecino que era chófer de la locomoción colectiva, me subí con la cara llena de risa y le conté mi desventura, se reía. Cuando abrí la puerta de casa no pude evitarlo, mire al  cielo y pensé, gracias,
por lo menos estoy en casa sano y salvo.

Laura




A eso de las siete de la tarde nos juntamos el Ricardo , el Nano y yo, de lo más arreglado, partimos al último de dato de la gran fiesta de este fin de semana; las parcelas se caracterizaban por sus hermosas y grandes casas,era una calle larga y oscura, no pavimentada a pesar de ser un sector de un alto nivel económico, muchos árboles frutales se divisaban y grandes terrenos, a estas fiestas solían acudir los mas pudientes de nuestra pequeña comuna, esta vez nosotros estábamos invitados aun sabiendo que algunos de nosotros no teníamos donde caer muertos. Cuando llegamos  a la casa de los Lashen sentimos un poco de nerviosismo, en esta fiesta estarían las mujeres mas bellas de la comuna de Puente Alto,  nos recibieron con abrazos y una que otra mirada inquisitiva, había mucha gente, la música estaba a todo chancho y era difícil conversar, entregamos las galletas, las papas fritas y la bebida que traíamos, era nuestro aporte, el cual fue dejado por el dueño de casa en una gran mesa que ya se repletaba de cosas para picar; nosotros para entrar en confianza y dar una miradita de quienes estaban nos quedamos al lado de esta mesa. Las diferencias de clases sociales se hacían notar, desde ese punto la mayoría de los hombres que estaban allí nos llevaban una gran ventaja; entre los puntudos había alguien que contaba con la benevolencia de la alta elite, ese era el willy weo, un joven de la población que debido a su gran personalidad y su tono de voz alto era si lo más llamativo de la fiesta, y estaba rodeado de sus amigos que escuchaban atentos sus historias irreverentes y mentirosas, pero el Willy weo es para otra historia.
La música era dos rápidos y como tres lentos, las sillas estaban puestas en forma lineal apegadas a la pared y en un lado se sentaban los hombres y en el otro las mujeres, el espacio para bailar era amplio y siempre una mujer era mas apetecida que otra para bailar, esta noche era una rubia que venía de la capital, prima de los dueños de casa. La Laura era el centro de la fiestas y  no descansaba por el apetito de todos por bailar con ella, era casi una fila interminable  esperando su turno, y de dedos cruzados para que les tocara un lento. Nosotros después de hartarnos de comer papas fritas y tomar bebidas, emprendimos la estrategia para acercarnos a esta bella dama, pero ninguno de los tres al parecer estaba de suerte y el Nano y el Ricardo decidieron emprender otro rumbo, el Nano era simpático y carismático con las mujeres porque para ser sincero era bajito y feo, pero Dios le dio la buenaventura de la palabra, por otro lado el Ricardo era un estilo Cesar Antonio Santis, un famoso animador de la televisión, pero un fracaso bailando, carecía absolutamente de ritmo. Yo, era lo que Dios y mis padres quisieron flaco, alto y con cierto aire de turco lo que me permitía por esos tiempos tener amigos de la colonia, que me consideraban uno de ellos. Laura abandonó la pista de baile y se fue a refugiar a la cocina, donde por esas cosas de la vida estaba yo, éramos yo y ella, la conversación fue indiferente al inicio, pero luego reímos y como no aprovechar el momento para pedirle que bailáramos, pero ella dijo estar cansada y claro era atendible bailar en la cocina era lo mas estúpido
 que podía haber solicitado, sin embargo, se quedó allí conversando y  hablamos casi de todo, yo la miraba a sus ojos de niña rica y soñaba con su boca roja por un lápiz labial que se refregaba cada cierto instante. No sé cuánto tiempo había pasado pero de vez en cuando uno de los buitres entraba y la invitaba a salir, pero ella se quedaba y yo entendía que estaba allí por mi y me sentía en la gloria, de pronto ante la música de Ben E. King le dije bailamos  y corrimos la mesa apagamos la luz; se colgó de mi cuello, yo a momentos me acercaba a su rostro, podía sentir el aroma de su cabello rubio y su piel suave, ella tarareaba la canción  Stand by mi haciendo uso de un inglés impecable, le pedí me contara que decía la canción "cuando la noche haya llegado y la tierra este oscura, y la luna sea la única que veremos, no tendré miedo, siempre que cuentes conmigo". la emoción me brotaba por todos los poros casi al final de la canción acerque mi boca y sellar este sueño con un beso, fue un bello momento que se vio interrumpido por la dueña de casa que encendió la luz y nos echó cascando de la cocina. Al otro día al despertar por la mañana buscaba en las emisora de mi vieja radio la canción que me recordaría los bellos momentos de esa noche. Nunca más vi a Laura, tampoco supe nada de ella y también nadie de mis amigos me creyó lo que viví esa noche.



La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...