No es de extrañar que por la noche el desierto sea frio
Si no hay nada ni nadie que pueda conservar el calor del día
Tampoco es de extrañar que nos estemos quedando solos
Si todo lo contaminamos, lo destruimos, lo quemamos,
Somos sordos, ciegos y mudos a los llamados de la naturaleza
Estamos pendiente de cuanto tenemos, cuanto comemos,
Nada nos conmueve mucho tiempo, los muertos, los crímenes, las tragedias, todo rápidamente lo olvidamos
No es de extrañar que salones de belleza estén llenos, que en los mall
estemos apretujados, que los patios de comidas estén desbordados,
No
es de extrañar que compremos con desespero, que manejemos enojado, que
estemos a punto de explotar, que de nada de pronto lloramos
No es de extrañar que llegue tarde el momento de arrepentirse
Si seguimos pensando que todo lo vendemos o lo compramos.