Vitelia
La muerte viene de visita nuevamente, podríamos decir que impertinencia la de ella, pero a decir verdad todos la estábamos esperando, solo nos faltaba el día y la hora. La tía Vitelia ya no daba más a su edad ya era tiempo de marchar, se fue en silencio, sin los viejos dolores, sin que nada la perturbara, se marchó porque ya era el momento de su partida. A decir verdad la tía Vitelia se fue el día en que dejó la cocina donde preparaba sus interminables mermeladas, esa cocina donde todo estaba apilado en un montón de ollas recién lavadas, de una mesa con tazas de café manchadas y de un aroma a te impregnado en el vapor de la tetera que siempre estaba hirviendo.
Quien no tuvo o se llevó un frasco de mermelada para su casa, hermanos, primos, sobrinos, nietos, amigos y vecinos
La tía se fue cuando se acabaron las largas conversas y las sopas calientes. Ella nos dejó cuando se sentó al lado de la ventana que da a la calle y dónde fue acumulando dolores y silencio que se la fueron llevando, las últimas veces ya no hablaba no sabía de qué hablar había olvidado de como hacer mermelada de frutilla y se quedaba mirando la television sin verla, sin oírla, porque ella estaba pensando cómo se preparaban las mermeladas.
La muerte viene de visita nuevamente, podríamos decir que impertinencia la de ella, pero a decir verdad todos la estábamos esperando, solo nos faltaba el día y la hora. La tía Vitelia ya no daba más a su edad ya era tiempo de marchar, se fue en silencio, sin los viejos dolores, sin que nada la perturbara, se marchó porque ya era el momento de su partida. A decir verdad la tía Vitelia se fue el día en que dejó la cocina donde preparaba sus interminables mermeladas, esa cocina donde todo estaba apilado en un montón de ollas recién lavadas, de una mesa con tazas de café manchadas y de un aroma a te impregnado en el vapor de la tetera que siempre estaba hirviendo.
Quien no tuvo o se llevó un frasco de mermelada para su casa, hermanos, primos, sobrinos, nietos, amigos y vecinos
La tía se fue cuando se acabaron las largas conversas y las sopas calientes. Ella nos dejó cuando se sentó al lado de la ventana que da a la calle y dónde fue acumulando dolores y silencio que se la fueron llevando, las últimas veces ya no hablaba no sabía de qué hablar había olvidado de como hacer mermelada de frutilla y se quedaba mirando la television sin verla, sin oírla, porque ella estaba pensando cómo se preparaban las mermeladas.