miércoles, marzo 20, 2019

Vitelia

 La muerte viene de visita nuevamente, podríamos decir que impertinencia la de ella, pero a decir verdad todos la estábamos esperando, solo nos faltaba el día y la hora. La tía Vitelia ya no daba más a su edad ya era tiempo de marchar, se fue en silencio, sin los viejos dolores, sin que nada la perturbara, se marchó porque ya era el momento de su partida. A decir verdad la tía Vitelia se fue el día en que dejó la cocina donde preparaba sus interminables mermeladas,  esa cocina donde todo estaba apilado en un montón de ollas recién lavadas, de una mesa con tazas de café manchadas y de un aroma a te impregnado en el vapor de la tetera que siempre estaba hirviendo.
Quien no tuvo o se llevó un frasco de mermelada para su casa, hermanos, primos, sobrinos, nietos, amigos y vecinos
 La tía se fue cuando se acabaron las largas conversas y las sopas calientes. Ella nos dejó cuando se sentó al lado de la ventana que da a la calle y dónde fue acumulando dolores y silencio que se la fueron llevando, las  últimas veces ya no hablaba no sabía de qué hablar había olvidado de como hacer mermelada de frutilla y se quedaba mirando la television sin verla, sin oírla, porque ella estaba pensando cómo se preparaban las mermeladas.
No sé sorprendan si la ventana que da hacia la calle un día se cae, son las termitas que llevan años viviendo en ese lugar de la casa.
No sé sorprendan si viene la lluvia en pleno verano, somos nosotros que hemos provocado el cambio climático.
Tampoco sé sorprendan si un loco nos gobierna, o si un político se hace multimillonario, o si un empresario nos sube el pasaje. No sé sorprendan somos nosotros que estamos viendo lo que sembramos.
Tampoco hay que sorprenderse por el suicidio de un conscripto, o el asesinato de alguien por un celular, o algún femicidio, o el asesinato de algún mapuche, o el desaparecimiento de algún ser querido; para que sorprenderse si es la globalización.
Yo asumí mi cuota de responsabilidad y decidí dejar de correr por todo y me senté a vivir,  estoy eliminando las termitas de forma natural. No  será nada sorprendente cuando salga a la calle para que se valla de una vez por todo esto que nos está matando. No más sistema Neoliberal.

viernes, marzo 15, 2019

Tomados de la mano nos acompañamos del mar que ebrio esta mañana brotó de la nada y subió tu falda que dejó ver tu piel morena y me llevó a tener la osadía de besar tu boca y hablarte como un pirata que solo quería robarte tu corazón y exhibirlo enamorado en algún barco pirata.

martes, marzo 12, 2019

Hoy por la mañana, en el consultorio, hago la fila para hacerme unos exámenes, delante mío una mujer de unos cincuenta años se saca el chaleco que la cubre, está caluroso aquí, habla sola. Llega una niña de unos catorce años con una señora y conversan, son parientes. La niña pasa por delante mío levantando los pies sobre mis bastones, yo intento retroceder un poco. La señora recién llegada alza la voz, la otra responde de mala forma. La niña vuelve a pasar, está vez se tropieza en mi bastón derecho, la mujer le da una cachetada en la cabeza, tonta, le dice cómo no te day cuenta weona que está el caballero. Se van, la niña me mira hacia atrás con desprecio.

lunes, marzo 04, 2019

Es usted mi musa
La que llena mis espacios,
la que apasiona  mi razón,
Aquí y ahora
Bajo el sauce llorón,
Que posee mis besos
A orillas del río que canta
Y llora cuando te vas amor.

sábado, marzo 02, 2019

La Tía
Los primeros en llegar al cementerio fuimos nosotros, mi mujer abrió la ventana del cuarto y ordenó las sillas que rodeaban el ataúd café con manillas color plata, en el piso un montón de flores se repartían por el costado del cajón. Yo desde la entrada miraba donde ahora estaba la tía, esa mujer que tanto quiso mi esposa. No pasaron ni cinco minutos y llegaron más hermanas de la difunta, por un breve tiempo se sentaron cerca de la Tía, nadie la lloraba solo hablaban no sé de que, luego todos estábamos en el pasillo conversando y llegaban más parientes, algunos hace años que no veía, se sentían risas, había olor a cigarro, alguien fue atrás de un encargado para ver la cosa de la misa, lo demás hablaban, se veían muchos celulares todos encendidos, un sobrino se paseaba con una botella cerrada en la mano y a ratos bebía algo de ella, entendí que era la moda de ahora, andar con algo en la mano para beber, es que se seca la boca en los funerales; la tía sigue sola, se escuchan risas y ya llegaron todas las hermanas, a pesar de ser larga la espera, toda la mañana, nadie trajo nada para comer como lo hacen en otros velorios donde por lo menos hay cafecito. La tía sigue sola, nadie rezó el rosario y muy pocos le dieron la última mirada en el ataúd.
A la tía la cuidaba mi mujer, ella era la única que estaba apenada los demás en vida no la visitaban y apenas tuvieron la oportunidad de mandarla a un asilo, corrieron a hacer los trámites. Al asilo la visitó una sobrina su esposo, un amigo y mi mujer que iba todos los días.
La Tía vivía sola en su departamento y estaba cansada, se aburría. Un día hablando por teléfono con un primo habló de vender el departamento en un precio irrisorio, con la condición de ella quedarse en este hasta que la muerte se la llevara. Esto lo supo un sobrino que corrió a conversar con ella y la convenció de que él compraría el departamento, se quisieron hacer los trámites de inmediato pero la edad no permitía la venta sin antes realizar exámenes médicos. En menos de dos semanas la venta estaba concretada y la Tía a la primera que se sintió mal fue a parar a un asilo. Se supo que le dio un poder absoluto al sobrino para que dispusiera de todos los bienes de ella y de su vida.
La Tía en el asilo sintió la muerte y se aterrorizó y habló que quería volver al departamento, pero le dijeron que tenían que preguntarle al sobrino; por la noche la Tía sintió el peso de lo que había hecho. Lo barato que vendió el departamento que ya no tenía dinero para pagar a alguien que la cuidara y que ya el departamento estaba prácticamente vacío, entonces decayó en un silencio espantoso que la dejó sin habla y a los pocos días murió. Duró quince días en el asilo se comentaba entre los parientes.
A las dos de la tarde fue la misa, a pesar de las oraciones no había pena a no ser la de mi señora. La mayoría de los parientes que estaban allí descansaban porque ya no tendrían que pagarle la deuda que tenían con la Tía, si se juntaba ese dinero la Tía tenía para vivir unos veinte años más.
La misa termino y el cajón se fue a su última morada, cuando bajo el ataúd mi mujer lloraba, nadie dijo nada, nadie alzo la voz para decirle adiós a la Tía amada.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...