miércoles, abril 17, 2019

Las mañanas están más frías, me coloco un chaleco y salgo a comprar; camino por el pasaje y desde las casas sale un aroma a café y pan tostado, una brisa casi imperceptible se lleva el aroma en dirección a la cordillera que se ve brumosa.
En la panadería me coloco una bolsa plástica que uso de guante para tomar las marraquetas que humean de lo caliente que estan. Una vez en la calle me dejó llevar por la tentación y parto una marraqueta que me quema los dedos, cruje en mi boca. Antes de llegar a casa veo a varias palomas tomando baño en una poza de agua, salen de allí y sacuden sus plumas cuando el sol se asoma tímidamente.
Es una mañana silenciosa, pocos vehículos y en los paraderos se ven algunas personas tal vez atrasadas a sus trabajos.
En casa tomando desayuno los matinales se dan un festín con el incendio de Notre Dame.
Apago la tele y pongo atención al canto de las aves y deduzco por el sol que más tarde hará calor y me como mi último pedacito de marraqueta calientita con mantequilla.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...