jueves, noviembre 15, 2007

Toda una Vida

Llegaron como siempre sin nosotros haberlo percibido, siempre nos damos cuenta que están allí, cuando ya han abordado la casa, las encuentras por todos lados y en todos los sitios y en todo el mundo. Parecen no hacer daño y no son agradables a la vista simplemente molestan con su zumbido y sus asquerosas patas. Cuando se está sentado en el living, por ejemplo las puede contemplar como giran acechantes, dispuestas hasta meterse en tu boca asombrada, es inútil echar algún repelente para eliminarlas, ellas vuelven con más ahínco, usan su memoria sólo para fastidiarte diciendo ¡aquí estamos de nuevo!. Nos horrorizan cuando llegan imágenes de África. ¡Malditas!. Si, son real mente asquerosas, pero ellas tienen sus privilegios cuando posan sus patas sobre algún alimento pueden sentir el sabor, esos pelitos que tienen cumplen la función de glándulas gustativas, además tienen unos ojos priveligiados, se puede ver un arco iris a través de sus ojos cuadriculados y está demás decir que se los pueden limpiar, seguramente siempre les cae mierda en los ojos cuando comen. Les gusta lo dulce, el excremento y los cuerpos en descomposición, son carnívoras, ¿cuál será el plato favorito de este insecto? , son transmisoras de graves enfermedades. Pero veamos el lado positivo, son alimento de otros animales, deben tener muchas vitaminas y ayudan a consumir y a eliminar los cadáveres.
Recuerdo, que cuando era niño sentí la curiosidad de atraparla y arrancarle las patas una a una para ver si podía volar y concluí que con dos patas ya no vuelan, lo otro interesante era arrancarle la cabeza, pero arrancarle las alas me parecía injustificado, claro está también soy humano.
Una experiencia escalofriante la sufrí cuando ya era adulto, mientras dormía una de ellas, aprovechando que mi boca se habría largamente se adentró por mi garganta, y desperté ante el ahogo que esta me causó, luché incansablemente por escupirla, corrí al baño, intenté vomitar pero la desgraciada se adentró en mi y no volvería a salir por mi boca.
Claro está, que observé mientras defecaba para ver si la expulsaba, creo que al tercer día logré ver algo como una mosca en la mierda, la contemplé por un momento largo, como esperando a que moviera una pata la desgraciada, por que estoy seguro que allí mismo la pisoteaba, para suerte de ella estaba muerta, hubiera preferido dejarla allí para que sus congéneres se la comieran, pero opté por tirar la cadena.
En casa tenemos todo tipo de repelente a estos insectos y en los lugares mas sensibles he puesto atrapa moscas que son unas luces que las atraen. Han pasado algunos meses y no he visto ninguna en casa, hasta tenemos un letrero a la entrada de casa que dice – PROHIBIDO LA ENTRADA- me siento orgulloso de haber ganado esta batalla, ellas a mi casa simplemente NO ENTRAN.
Hoy, al levantarme me llevé una desagradable sorpresa por mi ventana abierta había entrado una de ellas y estaba adherida al vidrio, se quiso hacer la mosquita muerta, pero de un zapatazo acabe con ella y con el vidrio de mi ventana.
Llevo una vida entera dando una gran batalla en contra de este insecto, los he llegado a odiarlos. A mis ochenta años ellas saben que me queda poco y esperan ansiosas detrás de la puerta de casa, sin embargo les daré una sorpresa he pedido me incineren así las muy desgraciadas no tendrán el placer de devorarme.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...