martes, noviembre 06, 2018

Un Asaíto


Mi vecino Luis en el hospital había llegado echo una calamidad. A mi llegada sin embargo, lucía Lozano y sonriente. De oficio panificador y no panadero como el bien lo explicaba : no mi amigo, panadero es el dueño de la panadería yo soy panificador. Lo decía con un orgullo de pueblerino que ha superado muchas durezas de la vida.
En una mesita al costado izquierdo tenía un televisor que en la mayoría de las veces mostraba una imagen borrosa, se pasaba unos pocos minutos con el televisor encendido y luego se dormia. Esa era su afición ver tele para dormir. Muchas veces lo vi sentado en la cama resolviendo esas revistas de palabras cruzadas. Ayer lo visitó una de sus hijas que en una caja traía nada mas y nada menos que una tremenda fuente de patas de pollo; que él devoró con sapiensa y habilidad. Al final de su plato con una actitud imperial, chupó literalmente la última pata que le quedaba.
Por la noche me confidenciaba que su exmujer de muy lejos del sur lo llamó, habría sus grandes ojos y lo contaba con una sonrisa de macho orgullosa. Con ella tuvo tres hijos, un varón y dos mujeres. Con la actual señora que para mala suerte también estaba hospitalizada tuvo dos hijas. La mayor le trajo dos pijamas que él lucía orgulloso por el pasillo del hospital cuando iba al baño, sin embargo por la noche se lo terminaba sacando " es que a mi me gusta dormir desnudo, oiga" me explicaba.
Hoy su hija menor le trajo una sopa tan grande como la otra fuente. " pa mi que vos tení una peuca aquí en el hospital, sino como explicarse tanta ansiedad. Lo único que te falta es que hagai un asado aquí en el hospital" y fue en ese momento que nosotros sentimos que el famoso asado que habíamos planificado sencillamente quedaba para otra hospitalización.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...