Tengo ganas de estar en el campo de mis abuelos, sentarme en la mecedora de dónde se puede observar la cordillera mientras fumo un habano y bebo un pisco sour
miércoles, diciembre 02, 2020
Hace unos meses atrás el Estallido Social dejaba a nuestro país, según algunos diarios extranjeros, como el primer país que estaba a punto de derrotar al neoliberalismo. Esto, que cambiaría la vida de los chilenos se detuvo ante la llegada de la Pandemia que vino a transformar al mundo. En nuestro país, en los primeros meses la cuarentena provocó un silencio que se podía sentir de día, lo que decía que la gente estaba en sus casas. Todos de una u otra forma se vieron afectados, incluso el narcotráfico retrocedía, por ejemplo, parecía que en el pasado quedaban los famosos fuegos artificiales, que se sentían todas las noches en las diferentes poblaciones. Sin embargo, la pandemia a quien más favoreció fue al neoliberalismo, ya que en el intento de nuestro país de volver a la normalidad, se ha abierto en parte el comercio y las personas salen despavoridas a consumir, por otro lado, los emprendedores florecen como callampas ante la crisis económica que se viene. Con esto el neoliberalismo está más vivo que nunca y el capitalismo se asienta tranquilamente en su trono. La lección que al parecer no se aprende es que el humanismo, lo que debería predominar, parece aflorar en pocas personas que modifican su modo de vida y dejan esa carrera loca en pos del dinero, concluye que se puede vivir con menos.
Dormía de lado, apoyado sobre el lado derecho de mi cuerpo, sentía la molestia de la prótesis a la cadera, pero dormía. De pronto siento un ruido y veo que un puma negro avanza muy rápido y salta sobre mi cama, me quedó quieto siento mucho temor, el puma se acerca a mi cabeza, pienso que me va a morder, sin embargo se mueve y se acomoda a mis pies, sigo en una actitud rígida, pienso en como salir de esta terrible situación, tomo la mejor decisión. Abro los ojos y despierto
Los niños corren por el pasaje tratando de atrapar el volatín, lo hacen gritando, indicando, saltan para tomar el hilo que flota en el espacio. Los niños corren despavoridos por el pasaje tras el cometa, está vez es uno grande que se mueve pesadamente en esta tarde fresca, de una brisa septentrional, va de techo en techo y cae sobre la casa de la señora Marta que a su edad no sabe de volantines cortados. Los niños van por otro lado, por otro cometa cortado. El cielo medio nuboso está lleno de cometas, varios viajan con largas colas, de muchos colores , de diversos tamaños todos van desbocados y los niños corren, quieren atrapar los volantines, son el.premio a la carrera esforzada. Los volantines en primavera son los protagonistas de un septiembre enfiestado.
Seguramente estaban mal de la cabeza los que lo eligieron.
La Olla
La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...