sábado, septiembre 05, 2015

Violentados

  
El tiempo parece detenido en las escenas que pasan en las noticias, las palabras amenazadoras de los camioneros, los desencajados protestantes que agreden y los camioneros que desenfundan sus fuerzas para inquietar la tranquilidad que ya hace años puso la democracia.
Un gobierno que se equivoca en sus decisiones y que provoca una larga fila de camioneros que no entienden porque ellos están detenidos. La espera se hace larga y tardan todo un día para hacer algo que se podía haber resuelto en unas pocas horas.
Muchos sentimos que los fantasmas del pasado cobran vida y las ociosidades, los rencores y los odios se asoman en la boca de los participantes de este Chile dividido y  nos preguntamos ¿qué nos está pasando?
La historia se puede repetir vocifera algún desencajado político y nuestros hijos no alcanzan a entender esta preocupación fantasmal.
Hace ya mucho tiempo que muchos chilenos caminan con un gesto amenazante, esperando el momento para desencajar una rabia acumulada a veces inentendible.
Nos hemos transformados en una sociedad en donde el desespero provocado por un capitalismo canibalístico, nos ha llevado a ser más que competitivos, nos ha transformado en empoderados consumistas, y,  el dinero por sobre todo es la principal meta. Ser el primero en adquirir lo que el comercio nos ofrece como la panacea de la felicidad.
Parecemos dispuesto a todo para ADQUIRIR un poco de esa felicidad esquiva que nos ofrece un SISTEMA que ya no da abasto para nuestros requerimientos y una frustración se apodera de todos nosotros porque lo prometido por los gobiernos demora demasiado para llegar, porque nos mienten una y otra vez, porque las soluciones son lentas y distantes, porque sentimos que estamos desamparados, que solo unos pocos tienen todos los derechos y beneficios  y que nosotros tenemos que esperar y esperar.
 La IMPOTENCIA es la que guía nuestras vidas y nos hemos olvidado de nosotros, de nuestra familia, de nuestros amigos, de nuestra humanidad, es hora de que nos sentemos por unos minutos en la vieja plaza de la esquina a conversar, nada más que a disfrutar de lo agradable y hermoso que es conversar, se hace necesario reencontrarnos

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...