martes, diciembre 08, 2015

Nosotros podemos caminar de la mano
y besarnos en el limite de las esquinas
entre el viento, la lluvia y el sereno,
nosotros podemos decirnos cuanto
y como nos queremos,
podemos cazarnos, tener hijos,
construir nuestra casa a los pies del cerro
plantar árboles y escribir versos
podemos tutearnos, criar nietos
y cuidar de los perros,
podemos pelearnos y separarnos
nosotros podemos subir y bajar de peso
podemos beber vino y leer libros,
nosotros podemos descifrarnos con la música
podemos dormir noches enteras
con la ventana abierta
podemos tener sexo en lo oscuro y en lo claro
nosotros podemos ser de mentiras y verdaderos
podemos renegar de Dios y ser ateos
podemos disfrutar del silencio
y del cielo
pero lo que no podemos
es creer que todo esto es un sueño.

viernes, diciembre 04, 2015

No sé en que momento dejaste de quererme 
no me di cuenta de la falta de tus besos 
tampoco de tus caricias
si, notaba tu mirada ausente.
Te acuerdas de nuestras largas caminatas
y las conversaciones infinitas,
hablábamos de nuestros hijos, 
del perro, de como mejorar la casa
de nuestro sueños y de nuestro amor
Tantas veces que nos dijimos 
tanto amor que dividimos entre tu corazón y el mío
tanta caricia, tantos besos, tantas risas. tanto tiempo contigo.
Y ahora el silencio, el abrumador silencio en todas
nuestras habitaciones , en todos nuestros quehaceres
¿dónde nos perdimos? ¿dónde fue nuestro desencuentro? 
Aún te desvistes con naturalidad y te arropas a mi lado
como si me quisieras.
El ruido del mar es distante ya no despierta nuestros sentidos
Las mañanas son rutinarias, el café, los niños al jardín, los gastos
y el frío beso de despedida.
¿que nos queda me pregunto? 
la puerta entreabierta me deja verte con disimulo
y siento muy dentro de mi cuanto te quiero.

miércoles, diciembre 02, 2015

Recaigo con el viento que sopla
tu recuerdo y lo balancea en mi memoria
me gusta el amanecer frío y arroparme 
en el calor de tu cuerpo
me gustan tus besos de pétalos
que caen de mi boca
y se van por el río largo y ancho
serpenteando hasta el olvido
nada te arranca y todo te aleja
de nada sirvieron las promesas
de amor que nos hicimos
de nada tus caricias
de nada todo de nada
El mar agita las últimas frases
y las lleva en olas inútiles y banales
que no van a ningún puerto
que se pierden en el rocío
que el viento sopla cuando recaigo
y escribo de tu amor sin sentido.

domingo, noviembre 29, 2015

Feliz Cumpleaños
Sentía que el futuro era lo mío y cuando tenía 12 quería tener 15, cuando llegué a los 15 mi meta era ser mayor de edad y tener 21, luego quería ser un hombre maduro de unos 30, allí se me calmó el futurismo y sentí cierta preocupación por llegar a los 40 y cuando cumplí mis 50 tuve cierta crisis de credibilidad así lo mostraba mi pinta juvenil que se deformaba en un físico ya no juvenil. Y ahora los 58 se mezcla claramente con una preocupación grave, llegar a los sesenta, entonces comienza una revisión física para saber el estado en que se puede llegar a esa edad, recostado miro hacia abajo y viendo por encima de mi primer obstáculo curvilíneo se puede ver dos protuberantes rodillas que me tienen caminando lentamente, artrosis, se puede sanar de ella, se puede. Tan solo hay que intervenir quirúrgicamente y es en ese momento que entra el primer reproche, ser pobre. . Hace unos días me encontré con un viejo amigo de colegio me llevó a dar una vuelta en su jeep land rover del año, parecía que nos rendían pleitesía en la pista y la conversa fue verdaderamente dramática, él a pesar de lo bien que se veía tenía diabetes y una serie de complicaciones de salud que según su doctor ya había sacado boleto, me sentí verdaderamente preocupado, si bien yo estaba pensando que en sus condiciones económicas, me sacaría células madres y me las inyectaría en las rodillas para una curación rápida de mi mal; mi gran amigo estaba con todo el respeto que se merece más cagado que yo, aunque debo reconocer que siempre en el colegio y luego de egresados expresaba que se iba a morir, pensé a lo mejor es hipocondríaco y no lo sabe, pero con la cacha de plata que tiene como algún médico de esos que parece lo atienden a él no mas no le iba a decir. Y a decir verdad sentí cierto conforto, a los sesenta este weon no se va a poder subir al jeep. 
Hoy he recibido muchos saludos algunos mejor que otros en su mayoría por Facebook, recibí uno de un pariente que por un momento pensé, este weon se está quedando mudo o está arterioesclerótico porque su saludo fueron dos palabras felicidades ok, tanto cariño derrochado. Pero otros han sido muy amorosos, tiernos, dulces hasta me dieron ganas de hacer un papel mural. Pero aquí estoy preparándome para tomar un baño en donde lo peor es sacarme el calzoncillo levantar y doblar las rodillas, es un malabarismo de circo a estas alturas. Luego tendremos una oncesita familiar mi señora, mi hijo, uno, el otro anda donde la polola, y otro amigo que es como un hijo más. A decir verdad son demasiado lindos estos cumpleaños familiares, tal vez si la casa estuviera llena de invitados me sentiría incomodo, me imagino el dolor de cabeza que debe ser ordenar todo después que se van los invitados, pero claro tiene su lado bueno los regalos esos que parecen recordarte que sencillamente ya estas viejo, una botella de wisky, pero si yo no tomo, vinos y una que otra cosita interesante. Me quedo con estas celebraciones familiares sin desmerecer todo el cariño de quienes me quieren claro. Estoy cierto que cuando me acueste y mi señora me diga que celebremos los 58 todo lo imaginado por mí se borrará de un brochazo cuando, no así no porque me duele la cadera, así tampoco es que ya no tengo fuerza, no la rodilla acuérdate.. la rodilla esa es la más mala y será como esas cuando uno tiene 15 no durará mas de un minuto y entonces seguramente voy a pensar que ni cagando quiero llegar a los sesenta.

martes, noviembre 24, 2015

Estaba hecho trizas, tenía dos grandes cuencas en vez de ojos, sus brazos mal doblados lo mismo que sus piernas y de su boca salía una lengua larga y gruesa. Para nosotros era algo extraño aunque era humano a la vez las cuencas en el rostro no lo eran y si lo observábamos minuciosamente sus orejas no, no tenía orejas. Con el vecino se llegó a la conclusión de que era algo que no era de este mundo y observamos los hechos, no había nada que nos dijera como este ser llegó a este lado del corral no habían huellas de nada en ningún sitio cercano. Después de unas horas lo tocaron, estaba frío como están todos los muertos. Enrique decidió llamar a la policía Gustavo lo apoyó; esperaron junto al muerto horas y lo seguían observando descubrieron por ejemplo que los dedos de las manos eran más planos y más largos que la de los seres humanos también descubrieron que carecía de cejas. Volvieron a llamar al parecer y como sucede en estos casos la policía no daba credibilidad a lo que ellos relataban. De pronto a lo lejos se vieron unas luces que se acercaban rápidamente a donde ellos estaban ¡por fin! la policía y se alejaron del cuerpo. Dos hombres bajaron del auto policial se acercaron al cuerpo, tomaron nombre de los testigos y de lo sucedido, luego cubrieron el cuerpo con una bolsa y lo subieron a la parte trasera del vehículo; le dieron un apretón de manos a Enrique y Gustavo y se marcharon con él. Sentiste? le dijo Enrique a Gustavo, ¿qué? preguntó Gustavo. Los dedos de las manos del policía eran largos y planos y antes que Gustavo respondiera algo una sirena rompía el silencio de la noche.

domingo, noviembre 22, 2015

De mis ojos brotan hojas purpuras 
que caen al ritmo de mi dolor
que se esparce en las sombras
del recuerdo de un mal amor 
que quedó muerto 
en una primavera olvidada 
y mal redactada.

jueves, noviembre 19, 2015

Culpable
Lleno de cuestiones en todo el cuerpo y le salía sangre de toos lao así lo encontré - le relataba el Cacho al periodista por la muerte del Juanucho un traficante de la población Teniente Ramirez. Era de madrugada cuando el Cacho lo encontró botado como un perro aquí frente a mi casa, nosotros no sentimos na , pami que lo mataron por allá y lo trajeron a botar aquí a la población, relataba la vecina Ester. Conmocionada por los echos. Los niños asomaban su cabeza por entre medio de las piernas de los adultos para ver al muerto. Cuando llegó la policía  cerraron el lugar taparon al occiso y midieron, marcaron, sacaron, fotos, interrogaron a los vecinos y mas tarde como a las cuatro horas de haber encontrado al Guatón Juanucho como lo llamaban se lo llevaron al Instituto Médico legal. Allá fueron los parientes a retirar el cuerpo; hicieron un laborioso velorio y funeral; llenaron de globos y se fueron disparando hasta el cementerio. Cuando todos volvía a sus casas vieron como la policía se llevaba al Cacho lo acusaban de haber sido el autor. El cacho que le faltaban varios tornillos miraba a la tele y saludaba a todo el mundo con una gran sonrisa: Cuando un periodista le preguntó por qué lo había matado el Cacho sorprendido respondió: a mi me llean pa una interrogación mas acuciosa respondió levantando orgulloso la cabeza, y sintiendo que ahora era un hombre de verdad, un hombre importante para su comunidad como el mismo lo dijo y le repitió una y otra vez a los medios de comunicación.

lunes, noviembre 16, 2015

Un gato viene de visita a santiago a la casa de su primo,el gato Julían, cuando se encuentran después de muchos años se funden en un abrazo largo y gatuno. Por la tarde dieron un pequeño paseo por el centro de la ciudad. Por la noche el primo sureño le pregunta a Julían ¿a que horas iremos por la cena? El gato Julían le contesta - Primo, voy a la esquina allí hay una tienda donde vender ratones, preparados de diferente formas ... el capitalismo primo el capitalismo y sonríe.
Abro la puerta de casa y doy una ojeadita para ver si llego una carta de esas que ya no se estilan escritas a mano .

jueves, octubre 22, 2015

Cuando llueve en el sur
Mientras yo terminaba de limpiar las verduras, tu encendías la cocina y colocabas la olla ; leías en voz alta la receta: mariscos, aliños, cebolla, papas, zapallo, un trozo de zanahoria; hiciste una pausa para hacer un brindis y continuaste: pimentón, pollo, longanizas, bastante vino blanco, agua y sal. Ordenamos sobre la mesa nuestros platos y nos sentamos en el sillón que estaba frente al ventanal, nuevamente nos servimos una copa de vino, nos besamos y cuando el aroma invadió nuestros sentidos nos sentamos a cenar; después de la cena volvimos al viejo sillón y nos dejamos llevar por besos y caricias, pero el sueño nos venció. El ronroneo del viento en el ventanal nos despertó y vimos como la lluvia sureña mojaba el mar agitado, nos miramos directo a los ojos fue en ese momento en que nerviosa te pusiste de pie, te bajaste el vestido con pudor, y recordamos que éramos vecinos y que nos habíamos juntado tan solo para tomar una tacita de café.

sábado, octubre 17, 2015

La felicidad: es una sensación inofensiva, extraña que no tiene raza ni color político, llega de forma inesperada; se expresa en algunos casos por intermedio de los fonemas ja, ja, es reconocible por otros seres humanos, existe el peligro de contagiar a los otros, disfrútela con sus seres mas queridos. Ante los otros,si usted la llegase a padecer mantenga su reserva, finja no serlo,puede que un infeliz se la robe.

miércoles, octubre 14, 2015

Tinto ¡por favor!
I
De cepa negra y mirada profunda
De líquido bohemio
De aroma que endulza el alma
Torrente de pasiones
Vino tinto añejado en amores
Gallardo vas de cordillera al mar
Conquistador azaroso
Los indios te aceptaron
Te rindieron honores,
Enfiestando todos los rincones,
De mano en mano,
De boca en boca,
Fresco y amoroso,
Profeta, verdadero y rencoroso
De espaldas anchas y pecho frondoso
Valiente en la hora del hambre
Animoso y atrevido en el desvelo
De palabra triste y voluntariosa
Audaz e impetuoso
Vino tinto, vino leñoso.
II
Alzo mi copa
Al viento que sopla
Sangre tinto
Euforia religiosa
Brindo por el amor
Perdido
Que de pena se me secan los
Ojos y la boca.

sábado, octubre 03, 2015

¿Quién era Kafka? - Documental Literatura (Subtitulado)

Me muero de tu palabra en mi boca maldita
de los espantos de madrugadas, 
de los cielos que se agolpan en mi ventana
me muero asfixiado por mis huesos 
por mis manos pesadas al tacto infinito de tu cuerpo
me muero en el silencio frío del invierno
en los parpados harapientos del sueño
muero de día y de noche 
muero de tierra que se adentra en mi alma
muero porque quiero morir
porque he quedado solo en este cielo infinito
porque me desangro en la puerta 
de tu casa
porque decaigo en los recuerdos 
de un amor desquiciado
muero a pedazos como tantos otros
que se fueron hundidos en sus cuerpos de hojalata 
muero por morir 
porque es designio de dioses 
muero con los dientes apretados 
muero de algún designio olvidado 
muero porque quiero morir.

viernes, septiembre 25, 2015

Autodidacta


Soy un didacta de la palabra 
a ella le abro puertas y ventanas 
le dedico oraciones sin nombres,
sin apellidos
practico todos los días
algún verso extraño 
echo de dolores de huesos
de campanas sordas
y de sueños amotinados
le cuento de una vida desgraciada
le hablo de muertos 
y de fe profesada
por niños mutilados 
de hambre
le confieso que soy feliz
en los brazos de ella
y que le escribo versos de amor 
en secreto
que ella (la palabra) por sobre todas las cosas
me mata cuando me falta 
le digo que camino lento
por calles sucias llenas de espanto
que mis manos van limpias y brillantes
como mis zapatos 
que mi boca llora 
de injusticia
que es una batalla que doy solo
que la alimento de grandes escritores
que en su mayoría no se si van al cielo
que tengo mi preferido 
que  duermo y creo entre sueños
que me desvelo 
ante el simple echo 
de estar contigo en una sola palabra.




miércoles, septiembre 23, 2015

martes, septiembre 22, 2015

Leyendo sobre la última amante de Kaka Dora Diamant una mujer de 25 años mientras que kafka ya estaba en los cuarenta. Dora conoció a Kafka cuando ya le quedaba poco tiempo de vida. Dora sostenía que era imposible entender a Kafka si no se le había conocido en vida. Dora murió en 1952 en el hospital de Plaistow.
Fue una mujer apasionada, testaruda pero fuente de gran fortaleza para Kafka.

domingo, septiembre 20, 2015

Mi vecino salió de su casa , a diferencia de otras veces en que se paseaba con algún detenido desaparecido, lo hacia  en silla de ruedas, un color amarillo en su rostro y sus manos temblorosas nos anunciaron que está vez era su propia muerte la que ostentaba.

lunes, septiembre 14, 2015

El hombre que aprendió a ladrar Mario Benedetti


Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se autoflagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar". Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación.

¿Cómo amar entonces sin comunicarse?

Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.

Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinás de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano."
FIN

miércoles, septiembre 09, 2015

Artrosis crónica



No puedo decir cuando comienzan o cuando se van a detener, los dolores de  mis huesos dividen su labor tortuosa, un día son las rodillas, otro las manos, otro los hombros, la espalda o puntadas extrañas que son inoportunas y quizás las mas elocuentes. Según los doctores la acromegalia es la causantes de tales dolores, el engrosamiento de los huesos puede llevar a esta condición como ellos llaman crónica. Por las mañanas al despertar de una noche a veces agotadora de no haber encontrado la posición adecuada para dormir, el ponerse en pie es casi un temor superado al tener la leve sensación de que hoy no te duele nada, la alegría te inunda y te llena de cosas por hacer, la decepción llega al bajar la escalera y al tratar de hacer la tarea mas simple de la cocina como lavar los platos. Es mejor sentarse y apegarse a la lectura un placer diario que viene ha ser la mejor terapia,  de está forma el tiempo se detiene y los dolores parecen receptivos a la lectura, solo se aquietan al momento de levantarse, por ejemplo a atender el teléfono. 
Los días son los mismos no importa el frío o el calor el dolor no disminuye, tan solo desaparece y aparece.
Dejar el trabajo y pasar a ser un enfermo crónico puede ser una crisis, el cambio de útil a inútil es quizás lo mas desastroso que puede pasar, sin embargo la vida es reveladora y el encuentro con la familia comienza lentamente a dar sus frutos y en medio de todos los dolores el amor de tu esposa y el de tus hijos te inunda de una felicidad que reemplaza la infelicidad  de ser enfermo crónico y  pasar ha tener mas cariños por la cosas, por la naturaleza, por la vida, por todo lo perdido, por el amor profundo a la literatura y por sobre todo por ser un privilegiado con una felicidad crónica.

sábado, septiembre 05, 2015

Violentados

  
El tiempo parece detenido en las escenas que pasan en las noticias, las palabras amenazadoras de los camioneros, los desencajados protestantes que agreden y los camioneros que desenfundan sus fuerzas para inquietar la tranquilidad que ya hace años puso la democracia.
Un gobierno que se equivoca en sus decisiones y que provoca una larga fila de camioneros que no entienden porque ellos están detenidos. La espera se hace larga y tardan todo un día para hacer algo que se podía haber resuelto en unas pocas horas.
Muchos sentimos que los fantasmas del pasado cobran vida y las ociosidades, los rencores y los odios se asoman en la boca de los participantes de este Chile dividido y  nos preguntamos ¿qué nos está pasando?
La historia se puede repetir vocifera algún desencajado político y nuestros hijos no alcanzan a entender esta preocupación fantasmal.
Hace ya mucho tiempo que muchos chilenos caminan con un gesto amenazante, esperando el momento para desencajar una rabia acumulada a veces inentendible.
Nos hemos transformados en una sociedad en donde el desespero provocado por un capitalismo canibalístico, nos ha llevado a ser más que competitivos, nos ha transformado en empoderados consumistas, y,  el dinero por sobre todo es la principal meta. Ser el primero en adquirir lo que el comercio nos ofrece como la panacea de la felicidad.
Parecemos dispuesto a todo para ADQUIRIR un poco de esa felicidad esquiva que nos ofrece un SISTEMA que ya no da abasto para nuestros requerimientos y una frustración se apodera de todos nosotros porque lo prometido por los gobiernos demora demasiado para llegar, porque nos mienten una y otra vez, porque las soluciones son lentas y distantes, porque sentimos que estamos desamparados, que solo unos pocos tienen todos los derechos y beneficios  y que nosotros tenemos que esperar y esperar.
 La IMPOTENCIA es la que guía nuestras vidas y nos hemos olvidado de nosotros, de nuestra familia, de nuestros amigos, de nuestra humanidad, es hora de que nos sentemos por unos minutos en la vieja plaza de la esquina a conversar, nada más que a disfrutar de lo agradable y hermoso que es conversar, se hace necesario reencontrarnos

jueves, septiembre 03, 2015

La noche llega nauseabunda hiriendo mis sentidos, se desplaza avasalladora por toda la casa y se queda, esperando mi renuncia, ella sabe que caeré en sus fauces, ella es astuta, mas astuta que el día, mi corazón arremete con un latido fuerte lleno de espanto, me siento en la cama y me seco el sudor de mi frente, pienso que nada la detendrá y yo me dejo arrastrar no me quedan fuerzas y me rindo, me dejo caer, desfallezco; la puerta de mi cuarto se abre alguien dice algo mientras yo me alejo y el frío de esta noche es mas intenso.

viernes, agosto 28, 2015

Dejaste rastros de tus besos en mi boca, tus manos en mi cuerpo y tu risa en este cuarto que te acusan de haber estado a mi lado, de haberme amado, de haber llorado y gritado por amor. Te acusan de haber estado a mi lado las calles del barrio donde infinitas veces paseábamos abrazados, te acusan de haber estado a mi lado los besos furtivos, la música preferida que la escuchábamos de la mano, la lluvia que tantas veces nos sorprendió en el lugar equivocado, las noches, los días todos te acusan de haber estado a mi lado. 
Nadie podría negar cuanto nos amamos, nada de este amor inmenso y profundo puede negarse; aunque te hayas marchado, siempre eterna sigues a mi lado.
Pero, que tonto soy si tan solo hace unas horas que no me has llamado. 

miércoles, agosto 26, 2015

Julio Cortazar Página asesina


En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere.
FIN

viernes, agosto 21, 2015

Estoy lleno de huesos rotos y palabras ultrajadas, me caigo a pedazos como si fuera muerto por algún esquivo mirar de tus ojos, no tengo nada que decir estoy mudo como está tarde donde agonizan mi corazón y mis huesos

lunes, agosto 17, 2015











Una pequeña fábula Franz Kafka


¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.
FIN

viernes, julio 24, 2015

El ahogado mas hermoso del mundo Gabriel García Márquez




         Los primeros niños que vieron el promontorio oscuro y sigiloso que se acercaba por el mar, se hicieron la ilusión de que era un barco enemigo. Después vieron que no llevaba banderas ni arboladura, y pensaron que fuera una ballena. Pero cuando quedó varado en la playa le quitaron los matorrales de sargazos, los filamentos de medusas y los restos de cardúmenes y naufragios que llevaba encima, y sólo entonces descubrieron que era un ahogado.
         Habían jugado con él toda la tarde, enterrándolo y desenterrándolo en la arena, cuando alguien los vio por casualidad y dio la voz de alarma en el pueblo. Los hombres que lo cargaron hasta la casa más próxima notaron que pesaba más que todos los muertos conocidos, casi tanto como un caballo, y se dijeron que tal vez había estado demasiado tiempo a la deriva y el agua se le había metido dentro de los huesos. Cuando lo tendieron en el suelo vieron que había sido mucho más grande que todos los hombres, pues apenas si cabía en la casa, pero pensaron que tal vez la facultad de seguir creciendo después de la muerte estaba en la naturaleza de ciertos ahogados. Tenía el olor del mar, y sólo la forma permitía suponer que era el cadáver de un ser humano, porque su piel estaba revestida de una coraza de rémora y de lodo.
         No tuvieron que limpiarle la cara para saber que era un muerto ajeno. El pueblo tenía apenas unas veinte casas de tablas, con patios de piedras sin flores, desperdigadas en el extremo de un cabo desértico. La tierra era tan escasa, que las madres andaban siempre con el temor de que el viento se llevara a los niños, y a los muertos que les iban causando los años tenían que tirarlos en los acantilados. Pero el mar era manso y pródigo, y todos los hombres cabían en siete botes. Así que cuando se encontraron el ahogado les bastó con mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que estaban completos.
         Aquella noche no salieron a trabajar en el mar. Mientras los hombres averiguaban si no faltaba alguien en los pueblos vecinos, las mujeres se quedaron cuidando al ahogado. Le quitaron el lodo con tapones de esparto, le desenredaron del cabello los abrojos submarinos y le rasparon la rémora con fierros de desescamar pescados. A medida que lo hacían, notaron que su vegetación era de océanos remotos y de aguas profundas, y que sus ropas estaban en piitrafas, como si hubiera navegado por entre laberintos de corales. Notaron también que sobrellevaba la muerte con altivez, pues no tenía el semblante solitario de los otros ahogados del mar, ni tampoco la catadura sórdida y menesteroso de los ahogados fluviales. Pero solamente cuando acabaron de limpiarlo tuvieron conciencia de la clase de hombre que era, y entonces se quedaron sin aliento. No sólo era el más alto, el más fuerte, el más viril y el mejor armado que habían visto jamás, sino que todavía cuando lo estaban viendo no les cabía en la imaginación.
         No encontraron en el pueblo una cama bastante grande para tenderio ni una mesa bastante sólida para velarlo. No le vinieron los pantalones de fiesta de los hombres más altos, ni las camisas dominicales de los más corpulentos, ni los zapatos del mejor plantado. Fascinadas por su desproporción y su hermosura, las mujeres decidieron entonces hacerle unos pantalones con un pedazo de vela cangreja, y una camisa de bramante de novia, para que pudiera continuar su muerte con dignidad. Mientras cosían sentadas en círculo, contemplando el cadáver entre puntada y puntada, les parecía que el viento no había sido nunca tan tenaz ni el Caribe había estado nunca tan ansioso como aquella noche, y suponían que esos cambios tenían algo que ver con el muerto. Pensaban que si aquel hombre magnífico hubiera vivido en el pueblo, su casa habría tenido las puertas más anchas, el techo más alto y el piso más firme, y el bastidor de su cama habría sido de cuadernas maestras con pernos de hierro, y su mujer habría sido la más feliz. Pensaban que habría tenido tanta autoridad que hubiera sacado los peces del mar con sólo llamarlos por sus nombres, y habría puesto tanto empeño en el trabajo que hubiera hecho brotar manantiales de entre las piedras más áridas y hubiera podido sembrar flores en los acantilados. Lo compararon en secreto con sus propios hombres, pensando que no serían capaces de hacer en toda una vida lo que aquél era capaz de hacer en una noche, y terminaron por repudiarlos en el fondo de sus corazones como los seres más escuálidos y mezquinos de la tierra. Andaban extraviadas por esos dédalos de fantasía, cuando la más vieja de las mujeres, que por ser la más vieja había contemplado al ahogado con menos pasión que compasión, suspiró:
         —Tiene cara de llamarse Esteban.
         Era verdad. A la mayoría le bastó con mirarlo otra vez para comprender que no podía tener otro nombre. Las más porfiadas, que eran las más jovenes, se mantuvieron con la ilusión de que al ponerle la ropa, tendido entre flores y con unos zapatos de charol, pudiera llamarse Lautaro. Pero fue una ilusión vana. El lienzo resultó escaso, los pantalones mal cortados y peor cosidos le quedaron estrechos, y las fuerzas ocultas de su corazón hacían saltar los botones de la camisa. Después de la media noche se adelgazaron los silbidos del viento y el mar cayó en el sopor del miércoles. El silencio acabó con las últimas dudas: era Esteban. Las mujeres que lo habían vestido, las que lo habían peinado, las que le habían cortado las uñas y raspado la barba no pudieron reprimir un estremecimiento de compasión cuando tuvieron que resignarse a dejarlo tirado por los suelos. Fue entonces cuando comprendieron cuánto debió haber sido de infeliz con aquel cuerpo descomunal, si hasta después de muerto le estorbaba. Lo vieron condenado en vida a pasar de medio lado por las puertas, a descalabrarse con los travesaños, a permanecer de pie en las visitas sin saber qué hacer con sus tiernas y rosadas manos de buey de mar, mientras la dueña de casa buscaba la silla más resistente y le suplicaba muerta de miedo siéntese aquí Esteban, hágame el favor, y él recostado contra las paredes, sonriendo, no se preocupe señora, así estoy bien, con los talones en carne viva y las espaldas escaldadas de tanto repetir lo mismo en todas las visitas, no se preocupe señora, así estoy bien, sólo para no pasar vergüenza de desbaratar la silla, y acaso sin haber sabido nunca que quienes le decían no te vayas Esteban, espérate siquiera hasta que hierva el café, eran los mismos que después susurraban ya se fue el bobo grande, qué bueno, ya se fue el tonto hermoso. Esto pensaban las mujeres frente al cadáver un poco antes del amanecer. Más tarde, cuando le taparon la cara con un pañuelo para que no le molestara la luz, lo vieron tan muerto para siempre, tan indefenso, tan parecido a sus hombres, que se les abrieron las primeras grietas de lágrimas en el corazón. Fue una de las más jóvenes la que empezó a sollozar. Las otras, asentándose entre sí, pasaron de los suspiros a los lamentos, y mientras más sollozaban más deseos sentían de llorar, porque el ahogado se les iba volviendo cada vez más Esteban, hasta que lo lloraron tanto que fue el hombre más desvalido de la tierra, el más manso y el más servicial, el pobre Esteban. Así que cuando los hombres volvieron con la noticia de que el ahogado no era tampoco de los pueblos vecinos, ellas sintieron un vacío de júbilo entre las lágrimas.
         —¡Bendito sea Dios —suspiraron—: es nuestro!
         Los hombres creyeron que aquellos aspavientos no eran más que frivolidades de mujer. Cansados de las tortuosas averiguaciones de la noche, lo único que querían era quitarse de una vez el estorbo del intruso antes de que prendiera el sol bravo de aquel día árido y sin viento. Improvisaron unas angarillas con restos de trinquetes y botavaras, y las amarraron con carlingas de altura, para que resistieran el peso del cuerpo hasta los acantilados. Quisieron encadenarle a los tobillos un ancla de buque mercante para que fondeara sin tropiezos en los mares más profundos donde los peces son ciegos y los buzos se mueren de nostalgia, de manera que las malas corrientes no fueran a devolverlo a la orilla, como había sucedido con otros cuerpos. Pero mientras más se apresuraban, más cosas se les ocurrían a las mujeres para perder el tiempo. Andaban como gallinas asustadas picoteando amuletos de mar en los arcones, unas estorbando aquí porque querían ponerle al ahogado los escapularios del buen viento, otras estorbando allá para abrocharse una pulsera de orientación, y al cabo de tanto quítate de ahí mujer, ponte donde no estorbes, mira que casi me haces caer sobre el difunto, a los hombres se les subieron al hígado las suspicacias y empezaron a rezongar que con qué objeto tanta ferretería de altar mayor para un forastero, si por muchos estoperoles y calderetas que llevara encima se lo iban a masticar los tiburones, pero ellas seguían tripotando sus reliquias de pacotilla, llevando y trayendo, tropezando, mientras se les iba en suspiros lo que no se les iba en lágrimas, así que los hombres terminaron por despotricar que de cuándo acá semejante alboroto por un muerto al garete, un ahogado de nadie, un fiambre de mierda. Una de las mujeres, mortificada por tanta insolencia, le quitó entonces al cadáver el pañuelo de la cara, y también los hombres se quedaron sin aliento.
         Era Esteban. No hubo que repetirlo para que lo reconocieran. Si les hubieran dicho Sir Walter Raleigh, quizás, hasta ellos se habrían impresionado con su acento de gringo, con su guacamayo en el hombro, con su arcabuz de matar caníbales, pero Esteban solamente podía ser uno en el mundo, y allí estaba tirado como un sábalo, sin botines, con unos pantalones de sietemesino y esas uñas rocallosas que sólo podían cortarse a cuchillo. Bastó con que le quitaran el pañuelo de la cara para darse cuenta de que estaba avergonzado, de que no tenía la culpa de ser tan grande, ni tan pesado ni tan hermoso, y si hubiera sabido que aquello iba a suceder habría buscado un lugar más discreto para ahogarse, en serio, me hubiera amarrado yo mismo un áncora de galón en el cuello y hubiera trastabillado como quien no quiere la cosa en los acantilados, para no andar ahora estorbando con este muerto de miércoles, como ustedes dicen, para no molestar a nadie con esta porquería de fiambre que no tiene nada que ver conmigo. Había tanta verdad en su modo de estar, que hasta los hombres más suspicaces, los que sentían amargas las minuciosas noches del mar temiendo que sus mujeres se cansaran de soñar con ellos para soñar con los ahogados, hasta ésos, y otros más duros, se estremecieron en los tuétanos con la sinceridad de Esteban.
         Fue así como le hicieron los funerales más espléndidos que podían concebirse para un ahogado expósito. Algunas mujeres que habían ido a buscar flores en los pueblos vecinos regresaron con otras que no creían lo que les contaban, y éstas se fueron por más flores cuando vieron al muerto, y llevaron más y más, hasta que hubo tantas flores y tanta gente que apenas si se podía caminar. A última hora les dolió devolverlo huérfano a las aguas, y le eligieron un padre y una madre entre los mejores, y otros se le hicieron hermanos, tíos y primos, así que a través de él todos los habitantes del pueblo terminaron por ser parientes entre sí. Algunos marineros que oyeron el llanto a distancia perdieron la certeza del rumbo, y se supo de uno que se hizo amarrar al palo mayor, recordando antiguas fábulas de sirenas. Mientras se disputaban el privilegio de llevarlo en hombros por la pendiente escarpada de los acantilados, hombres y mujeres tuvieron conciencia por primera vez de la desolación de sus calles, la aridez de sus patios, la estrechez de sus sueños, frente al esplendor y la hermosura de su ahogado. Lo soltaron sin ancla, para que volviera si quería, y cuando lo quisiera, y todos retuvieron el aliento durante la fracción de siglos que demoró la caída del cuerpo hasta el abismo. No tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás. Pero también sabían que todo sería diferente desde entonces, que sus casas iban a tener las puertas más anchas, los techos más altos, los pisos más firmes, para que el recuerdo de Esteban pudiera andar por todas partes sin tropezar con los travesaños, y que nadie se atreviera a susurrar en el futuro ya murió el bobo grande, qué lástima, ya murió el tonto hermoso, porque ellos iban a pintar las fachadas de colores alegres para eternizar la memoria de Esteban, y se iban a romper el espinazo excavando manantiales en las piedras y sembrando flores en los acantilados, para que los amaneceres de los años venturos los pasajeros de los grandes barcos despertaran sofocados por un olor de jardines en altamar, y el capitán tuviera que bajar de su alcázar con su uniforme de gala, con su astrolabio, su estrella polar y su ristra de medallas de guerra, y señalando el promontorio de rosas en el horizonte del Caribe dijera en catorce idiomas: miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas, allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia dónde girar los girasoles, sí, allá, es el pueblo de Esteban.

domingo, julio 19, 2015

 Escribir es saltar al precipicio y pensar que abajo te están esperando, cuando en la mayoría de las veces no hay nadie

viernes, julio 17, 2015

Los Ojos de Celina . Bernardo Kordon

En la tarde blanca de calor, los ojos de Celina me parecieron dos pozos de agua fresca. No me retiré de su lado, como si en medio del algodonal quemado por el sol hubiese encontrado la sombra de un sauce. Pero mi madre opinó lo contrario: "Ella te buscó, la sinvergüenza."Estas fueron sus palabras. Como siempre no me atreví a contradecirle, pero si mal no recuerdo fui yo quien se quedó al lado de Celina con ganas de mirarla a cada rato. Desde ese día la ayudé en la cosecha, y tampoco esto le pareció bien a mi madre, acostumbrada como estaba a los modos que nos enseñó en la familia. Es decir, trabajar duro y seguido, sin pensar en otra cosa. Y lo que ganábamos era para mamá, sin quedarnos con un solo peso. Siempre fue la vieja quien resolvió todos los gastos de la casa y de nosotros.
Mi hermano se casó antes que yo, porque era el mayor y también porque la Roberta parecía trabajadora y callada como una mula. No se metió en las cosas de la familia y todo siguió como antes. Al poco tiempo ni nos acordábamos que había una extraña en la casa. En cambio con Celina fue diferente. Parecía delicada y no resultó muy buena para el trabajo. Por eso mi mamá le mandaba hacer los trabajos más pesados del campo, para ver si aprendía de una vez.
Para peor a Celina se le ocurrió que como ya estábamos casados, podíamos hacer rancho aparte y quedarme con mi plata. Yo le dije que por nada del mundo le haría eso a mamá. Quiso la mala suerte que la vieja supiera la idea de Celma. La trató de loca y nunca la perdonó. A mí me dio mucha vergüenza que mi mujer pensara en forma distinta que todos nosotros. Y me dolió ver quejosa a mi madre. Me reprochó que yo mismo ya no trabajaba como antes, y era la pura verdad. Lo cierto es que pasaba mucho tiempo al lado de Ceima. La pobre adelgazaba día a día, pero en cambio se le agrandaban los ojos. Y eso justamente me gustaba: sus ojos grandes. Nunca me cansé de mirárselos.
Paso otro año y eso empeoró. La Roberta trabajaba en sel campo como una burra y tuvo su segundo hijo. Mamá parecía contenta, porque igual que ella, la Roberta paría machitos para el trabajo. En cambio con Celina no tuvimos hijos, ni siquiera una nena. No me hacían falta, pero mi madre nos criticaba. Nunca me atreví a contradecirle, y menos cuando estaba enojada, como ocurrió esa vez que nos reunió a los dos hijos para decirnos que Celina debía dejar de joder en la casa y que de eso se encargaría ella. Después se quedó hablando con mi hermano y esto me dio mucha pena, porque ya no era como antes, cuando todo lo resolvíamos juntos. Ahora solamente se entendían mi madre y mi hermano. Al atardecer los vi partir en el sulky con una olla y una arpillera. Pensé que iban a buscar un yuyo o un gualicho en el monte para arreglar a Celina. No me atreví a preguntarle nada. Siempre me dio miedo ver enojada a mamá.
Al día siguiente mi madre nos avisó que el domingo saldríamos de paseo al río. Jamás se mostró amiga de pasear los domingos o cualquier otro día, porque nunca faltó trabajo en casa o en el campo. Pero lo que más me extranó fue que ordenó a Celina que viniese con nosotros, mientras Roberta debía quedarse a cuidar la casa y los chicos.
Ese domingo me acordé de los tiempos viejos, cuando éramos muchachitos. Mi madre parecía alegre y más joven. Preparó la comida para el paseo y enganchó el caballo al sulky. Después nos llevó hasta el recodo del río.
Era mediodía y hacía un calor de horno. Mi madre le dijo a Celina que fuese a enterrar la damajuana de vino en la arena húmeda. Le dio también la olla envuelta en arpillera:
--Esto lo abrís en el río. Lavá bien los tomates que hay adentro para la ensalada.
Quedamos solos y como siempre sin saber qué decirnos. De repente sentí un grito de Celina que me puso los pelos de punta. Después mellamó con un grito largo de animal perdido. Quise correr hacia allí, pero pensé en brujerías y me entró un gran miedo. Además mi madre me dijo que no me moviera de allí.
Celina llegó tambaleándose como si ella sola hubiese chupado todo el vino que llevó a refrescar al río. No hizo otra cosa que mirarme muy adentro con esos ojos que tenía y cayó al suelo. Mi madre se agachó y miró cuidadosamente el cuerpo de Celina. Señaló:
--Ahí abajo del codo.
--Mismito allí picó la yarará --dijo mi hermano.
Observaban con ojos de entendidos. Celina abrió los ojos y volvió a mirarme.
--Una víbora --tartamudeó--. Había una víbora en la olla.
Miré a mi madre y entonces ella se puso un dedo en la frente para dar a entender que Celina estaba loca. Lo cierto es que no parecía en su sano juicio: le temblaba la voz y no terminaba las palabras, como un borracho de lengua de trapo.
Quise apretarle el brazo para que no corriese el veneno, pero mi madre dijo que ya era demasiado tarde y no me atreví a contradecirle. Entonces dije que debíamos llevarla al pueblo en el sulky. Mi madre no me contestó. Apretaba los labios y comprendí que se estaba enojando. Celina volvió a abrir los ojos y buscó mi mirada. Trató de incorporarse. A todos se nos ocurrió que el veneno no era suficientemente fuerte. Entonces mi madre me agarró del brazo.
--Eso se arregla de un solo modo --me dijo--. Vamos a hacerla correr.
Mi hermano me ayudó a levantarla del suelo. Le dijimos que debía correr para sanarse. En verdad es difícil que alguien se cure en esta forma: al correr, el veneno resulta peor y más rápido. Pero no me atreví a discutirle a mamá y Celma no parecía comprender gran cosa. Solamente tenía ojos --¡qué ojos!-- para mirarme, y me hacía sí con la cabeza porque ya no podía mover la lengua.
Entonces subimos al sulky y comenzamos a andar de vuelta a casa. Celina apenas si podía mover las piernas, no sé si por el veneno o el miedo de morir. Se le agrandaban más los ojos y no me quitaba la mirada, como si fuera de mí no existiese otra cosa en el mundo. Yo iba en el sulky y le abría los brazos como cuando se enseña a andar a una criatura, y ella también me abría los brazos, tambaleándose como un borracho. De repente el veneno le llegó al corazón y cayó en la tierra como un pajarito.
La velamos en casa y al día siguiente la enterramos en el campo. Mi madre fue al pueblo para informar sobre el accidente. La vida continuó parecida a siempre, hasta que una tarde llegó el comisario de Chañaral con dos milicos y nos llevaron al pueblo, y después a la cárcel de Resistencia.
Dicen que fue la Roberta quien contó en el pueblo la historia de la víbora en la olla. ¡Y la creímos tan callada como una mula! Siempre se hizo la mosquita muerta y al final se quedó con la casa, el sulky y lo demás.
Lo que sentimos de veras con mi hermano fue separamos de la vieja, cuando la llevaron para siempre a la cárcel de mujeres. Pero la verdad es que no me siento tan mal. En la penitenciería se trabaja menos y se come mejor que en el campo. Solamente que quisiera olvidar alguna noche los ojos de Celina cuando corría detrás del sulky.

jueves, julio 16, 2015

Oración




Estando Dios en sus labores habituales en el cielo y, ante tanto trabajo, decidió dar un orden a su vida y es así como dividió los pedidos de los humanos a través de los ángeles quienes; deberían escuchar las oraciones y ordenarlas por prioridad sin embargo; sucedió que los ángeles se vieron atochados de innumerables suplicas que fueron archivándose, es así, como los humanos sentían que Dios no los escuchaba. Sin embargo, existían ángeles que iban atrás de Dios y le insistían, una y otra vez, que ayudara por decirlo de alguna forma a su cliente, así, Dios accedía a uno que otro caso y es entonces que en la tierra se producía un milagro.

lunes, julio 13, 2015

La felicidad es susceptible de caer en desgracia rápidamente 

Artrosis

El frío atropella mis huesos, los desplaza como trocitos de madera, como queriendo hacer una nueva construcción humana, un poco antojadiza; se queda en mis rodillas. Lo combato con un té de yerbas con limón, con un baño de agua caliente con sal, con una manta echa de plumas que coloco sobre  mis piernas, con la oración de algunos creyentes y por las tardes con una caminata breve, por las noches leo un poco hasta que enciendo la televisión no para verla sino que para dormirme y cuando vienen los dolores hago igual que el señor de la tele – me tomo un yogurt griego y se me pasa-. 

domingo, julio 12, 2015

El Joven

En el año 1993 me encontraba en la ciudad un de Vicuña a eso de las 2 de la tarde con un calor que arreciaba, sentado muy cerca del rostro de Gabriela Mistral esculpido en piedra, que está al centro de la plaza de esta ciudad. Pasa un hombre joven y me saluda cariñosamente : manzanita ¿qué haces por aquí? lo miro con cierta desconfianza y le cuento que espero al organizador del carnaval, que me dicen que llegará como a las cinco de la tarde por está plaza; quiero trabajar con mis frutas en el carnaval. El joven se mete la mano en el bolsillo saca una tarjeta escribe algo y me la entrega sin antes decir . te espero mañana a las nueve y se despide. Yo, le agradecí y con toda extrañeza que tenía leí "autorizo a manzanas de amor a trabajar en la plaza, firma el Alcalde de Vicuña.

sábado, julio 11, 2015

Clientes Inesperados

Hace unos años en la Expo Quillota estaba participando con mi stand de frutas con chocolate, cuando el sábado se largó una lluvia torrencial, por lo que se acaba la feria y tan sólo dejaron el stand de comida, para el show de Los Jaivas que se realizaría por la tarde, yo hábilmente me conseguí un espacio en una esquinita del restaurante; el día domingo cuando tenía mi mesa lista con las frutas, llegaron mis primeros clientes una pareja joven, que mientras consumían conversamos, ambos eran músicos el tocaba instrumentos de viento y ella de percusión, cuando les pregunté en que conjunto tocaban, me sorprendí : Los Jaivas.

viernes, julio 10, 2015

Caballo imaginando a Dios


[Minicuento. Texto completo.]Augusto Monterroso
"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los otros días el caballo.Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete."

La asamblea de los animales*



Alfonso Reyes
La Insignia. Mexico, octubre del 2004.



Alfonso Reyes: Cuentos
Tenía que suceder al fin. Varias veces nos lo habían advertido y nunca quisimos hacer caso. Ello es que las fieras y animales silvestres, espantados por los desmanes del hombre, se reunieron secretamente en alguna ignorada región del África para tomar providencias ante una posible catástrofe del planeta.
Por supuesto, no se ha permitido la presencia a cualquiera. Se expulsó a los astutos insectos y otras alimañas menores, tan creídos de que son los futuros amos del mundo por su capacidad de "proliferar" entre las mayores abyecciones, sin perdonar siquiera a los hormigueros y a los panales, que -pese a la literatura- son los causantes de todo el daño, por haberse propuesto al hombre como tipo de la perfecta república: nacional socialista, claro está.
Algunas bestias mentadas en el Libro de Job, jeroglifos vivientes, fueron asimismo víctimas de la previa censura. Así la cabra montés y la corza, remisas e inasimilables, dotadas de posteridad pero no de continuidad, y que, como los malos teóricos, paren con esfuerzo, replegándose sobre sí mismas, lo que no existe, lo qu se va y no vuelve.
También fue excluido el onagro, asno irregular, habitante de los salados desiertos, que sobra en todas las agrupaciones sociales como el solterón sin deberes.
Lo propio se hizo con otro horrendo solitario, el rinoceronte, catapulta de un solo bloque, el cual nunca pudo ver más allá de sus narices porque se lo estorba, entre los biliosos ojillos de marrano, el cuerno plantado como enseña, alza en la pieza de artillería.
No se toleró a la avestruz, gallina abultada que entierra sin amor sus huevos, "maniquí de alta costura", con sus plumeros de embajador o cortesana, su indecente tallo de carne cruda que remata en una piña aplastada, sus desvergonzados muslos desnudos, su zigzag de fugitiva constante -burla del caballo y del jinete-, sus aletas en cañones que ignoran el vuelo y aplauden la carrera; su estúpida pretensión de ocultarse cuando hunde la cabeza en el polvo, figurándose así -sofisma de "voluntad y representación"- que ella misma se esconde al mundo porque esconde el mundo a sus ojos.
Ni se dio cabida al gavilán ni al buitre, cuyos polluelos tragan sangre, que sólo se remontan a las alturas para mejor ver las carroñas abandonadas en el suelo y que giran incesantemente en círculos esclavos, dibujo de sus hediondos apetitos.
Quedaron, pues, los animales auténticos. Tigres, leones, panteras, osos y otras pieles dedujo, grandes y pequeñas, casi no hicieron más que escuchar: no habían tenido tiempo de reflexionar sobre el caso. El propio Maese Zorro, desmintiendo su tradición fabulosa, se encontraba desprevenido. Y, al revés de lo que pasa en los congresos humanos, el loro, por fortuna, calló. Unos cuentos animales obvios llevaron el peso del debate.
El asno, que presidía la sesión, tomó la palabra. El asno ha visto de cerca al hombre y, como todos saben, lo ha acompañado en algunas de sus más ilustres jornadas: excursiones militares de Dióniso, viaje redondo del Salvador. Pero no se hacía ilusiones. A su juicio, el destino de la criatura humana había agotado sus últimas promesas. ¿Qué hacen hoy por hoy los hombres? Destruirse entre sí. Cuando toda una especie se entrega frenéticamente a su propio aniquilamiento, es de creer que su locura responde a los altos designios de su Creador.
-Porque yo, hermanos míos -concluyó el asno en su prudencia-,  creo en Dios.
Tras el silencio temeroso que sucedió a estas palabras, se oyó un relincho. Es aquel que, "entre las bocinas, dice: ¡Ea!, y de lejos huele las batallas, el estruendo de los príncipes y el clamor" (Job, XXXIX, 25). El caballo, nuestro bravo camarada de armas, ráfaga crinada, no quiso disimular su despecho. El combate, heroico antes y que levantaba las energías cordiales, hoy es cosa de administración y de máquinas.
-Además -continuó-, ¡si el hombre sólo combatiera contra el hombre! Mucho se podría alegar en defensa de la guerra, la verdadera guerra en que era yo aliado del hombre. Pero hoy los humanos combaten ya contra la naturaleza y quieren desintegrarla y hacerla desaparecer, en su afán de adueñársela. La Tierra misma está en peligro.
Algunos ladridos de protesta fueron tumultuosamente acallados. Había consigna de no dejar hablar a los perros, sospechosos de complicidad con el hombre.
Pero habló el mono. Según él, no quedaba otro recurso que precaverse a tiempo y elegir un nuevo monarca. Nadie más indicado que el mono -la rama de los pretendientes destronados- para suceder al hombre en el gobierno.
-¡Oh, no! -reclamó el elefante. Hace falta un animal de mayor gravedad y aplomo, de reconocida responsabilidad y de memoria probada, capaz de llevar a término sus empresas. El mono es un ente ridículo y cómico, una bufonesca imitación del hombre, y una criatura expuesta siempre a estériles inquietudes y nerviosidades; casi diríamos que es una ardilla, el candor en menos, cuyas vueltas y revueltas carecen de utilidad y sentido. ¿Sustituir al hombre por su caricatura? ¡Jamás!
Aquí un elefante enjaezado, vestido de telas verdes y rojas, alzó la trompa y lanzó un tañido; es decir, pidió la palabra. Era un elefante de circo, escapado de alguna pista del Far West. Traía todos los prejuicios que pueden adquirirse en el trato con los domadores y en la frecuentación de los espectáculos humanos, y estaba lleno de sofismas y ardides. Casi era un político profesional. En vano intentó que lo escucharan. No bien empezó a sonreír maliciosamente, meneando la trompa y diciendo chistes de mal gusto sobre la conveniencia de usar calzones, cuando los elefantes ortodoxos, los selváticos, lo hicieron callar, declarándolo representante de Wall Street.
La discusión comenzaba a tomar un sesgo amenazante; pero, a fuerza de prolongados silbos, un Ave Rara que lucía los penachos más atrayentes y centellaba de luz roja y plateada, pudo imponer orden y empezó a decir con voz armoniosa:
-Voto por la abolición del hombre. Sea anulado el hombre y no tenga sucesor ninguno. ¿Qué falta le hace a la Tierra? Alternen los días y las noches, las auroras y los crepúsculos, las calmas y las tempestades, las lluvias y los soles. Nadie estorbe el roncar de las frondas, el voluble besuqueo de los arroyos y el contundente discurso de las cataratas. Bailen a su gusto las olas verdes. Pósense o vuelen a su talante los nubarrones plomizos. Los vientos de larga cola concierten los corros y los minués de hojas amarillas. Crezca y cunda la vegetación a su antojo. El campo ahogue y borre a las ciudades. Olvídese para siempre al hombre. Desaparezca de una vez este funesto accidente de la Creación.
Las ovaciones hicieron temblar las montañas. Entre el entusiasmo general, los perros, a todo correr, llegaron a la próxima estación telegráfica y denunciaron el caso a los "grandes rotativos".

miércoles, julio 08, 2015

Antonio Candido Literatura y Sociedad


 https://books.google.cl/books…


Antonio Candido Literatura y Sociedad.
Explora la mayor tienda de eBooks del mundo y empieza a leer hoy mismo en la Web, en tu tablet, en tu teléfono o en tu e-reader.
BOOKS.GOOGLE.CL

Bernardo Subercaseaux: Revista Chilena de Literatura de la U. de Chile,...


http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/index.php/RCH/article/view/8786/8591



En esta revista fueron publicados tres de mis cuentos


Campeones


CTM Ganaamoooos!!!!!! y celebro con todo. El domingo despertó tarde y cuando bajaba las escaleras se torció el tobillo, el lunes se le murió el suegro, el martes tembló y fue el funeral del suegro, cuando venía devuelta del cementerio con toda la pena, el que venía manejando chocó, no pasó a mayores; llegó a casa, se fue a su cuarto cerró todo y, gritó a todo pulmón ¡ ganaaamoooss ctm!!!!!!

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...