miércoles, septiembre 19, 2018

Mi padre una de las pocas veces que nos llevó a la playa; nos llevó a Constitución, nosotros éramos unos niños y nos hospedamos en una hostal muy peculiar. Las dos piezas del frente eran ocupadas por ataúdes que vendían los dueños y que nosotros pasabamos rapidamente con los ojos casi cerrados.
Varios dias encontrabamos a cualquier hora al dueño de casa en pijamas y eso nos llenaba de preguntas, con los días supimos que su esposa le escondía la ropa para que el hombre no se arrancara a tomar.
Sacudo mi cuerpo para que se desprendan los huesos que está noche no me dejaron dormir. Leo a Carlos Cerda El espíritu de las leyes y luego me siento frente al computador, continuó mi cuento que hace un tiempo estoy escribiendo en él, solo me dejo llevar sin una idea preconcebida de lo que debo escribir.
En días fríos como estos, y cuando todo el mundo parece dormir hasta tarde, el silencio en las calles es abrumador, no hay autos, muy pocos buses y nadie en las calles, los perros también permanecen ausentes parece como una ciudad abandonada, las puertas y ventanas de las casas cerradas; los pájaros suspendidos en los cables de la luz, la humedad que dejó la lluvia y uno que otro gato atraviesa la calle pausadamente.
Hace unos seis años atrás era parte activa de estas fiestas patrias con mi stand de frutas en el Parque Inés de Suarez hasta que llegó la nueva alcaldesa y me sacó, luego vinieron los achaques y mi vida cambió definitivamente. Entendí que no era necesario tanto sacrificio por dinero y el pasar las fiestas de la patria en casa es algo invaluable. Se echa de menos a Gonzalo Rovira que la mayoría de las veces me visitaba. Los amigos de estas jornadas en su mayoría desaparecieron, se fueron como una nube oscura y nunca más supe de ellos.
Mi perro me acompaña en esta jornada duerme plácidamente a mi lado y debes en cuando gruñe para que le haga un cariñito, es demasiado regalón. Escribir es una aventura emocionante, de pronto sientes que es una necesidad y se apega la escritura al cuerpo y se torna obligatoriamente necesaria y a momentos tortuosa. La felicidad y la eternidad están en la escritura, escribiendo no se muere se vive y revive una y otra vez.
Haciendo memoria ahora recuerdo que me perdí el estreno de la obra de la Parábolas de los fantasmas borrachos, donde mi amigo Diego Sánchez Ulloa era su primer trabajo como compañía; no me queda más que lamentarlo. Dieguito es uno de los grandes que se viene en el teatro chileno.
Mi celular definitivamente dejó de funcionar la vida se vuelve más pasiva sin este medio, es casi renacer al silencio y porque no a la apacible vida

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...