domingo, diciembre 02, 2018

Una noche Excepcional


Ramírez estaba en la puerta de su casa mirando el cielo cuando se dio cuenta que esa noche era demasiado clara. El cielo estaba tan nítido que se podía ver más estrellas de lo que habitualmente se veía, si hasta parecía que la luna casi se podía tocar con las manos. Ramírez se sintió tan asombrado que no dudó y se lo fue a contar a su señora. La señora Ester no cabía en si de lo que veía y fue hasta el frente de su casa a comentarlo con su vecina Angela. Presidenta del comite de vecinos, este hecho fue, a eso de las once de la noche.
A la noche subsiguiente fue lo mismo, solo que todos los vecinos del pasaje observaban el cielo inusitadamente iluminado, y la población estaba demasiado clara. Algunos vieron ángeles, otros objetos voladores no identificados y más de algunas brujas, animales mitológicos y otras cosas raras.
La tercera noche tenía ya casi a media población en la calle, todos observando y comentando el extraño fenómeno de estás noches tan nítidamente claras; los más felices eran los niños que corrían para todos lados entre medio de los vecinos. . Alguien habló del cambio climático y otros se arrodillaron en medio de la noche y rezaron.
El almacenero, un hombre de casi cincuenta años, que veía dinero en todos lados, aprovechando la multitud comenzó a cerrar más tarde. Una noche llegó el diario local, algunos periódicos nacionales y uno que otro matinal que ahora era nocturnal, entrevistaban a los vecinos que por las mañanas, aún con sueño, se miraban en la tele. Además opinaron en la televisión astrólogos, astrónomos, científicos, charlatanes, historiadores y los infaltables políticos.
El viernes por la noche, ya todo era un escándalo, hasta querían hacer un reality y los programas de farándula estaban todos en la población. Muchos vecinos se sentían verdaderos artistas y otros se rehusaban a la fama.
A diferencia de otras poblaciones que tenía su cielo absolutamente normal, el cielo de la población Huasco seguía extrañamente claro.
Ahora había mucha gente en la vieja población, vecinos ajenos, vendedores ambulantes, charlatanes, abogados, periodistas, artistas, hasta se instaló un circo en la cancha de futbol.
Unos pocos vecinos se organizaban para sacar a todas las personas ajenas, ya que ellos trabajaban y no estaban durmiendo bien por el bullicio que reinaba en la población Huasco.

El sábado por la noche y cuando más nítida estaba la noche un viento fuerte bajó de la cordillera y de un momento a otro se nubló y comenzó a llover obligando a vecinos, curiosos, vendedores y toda la gente de la televisión, a volver a sus casas. Llovió durante cuatro dias fuertemente.
Cuando paró de llover, las noches ya no eran claras y Ramírez, que estaba en la puerta de su casa nuevamente, le avisó a su señora que una gran nave espacial surcaba los cielos, entonces su mujer lo agarró de una oreja, como si fuera un niño, y lo entró diciéndole No, eso sí que no.

Velorio


Por la tarde fui a sacar mi camioneta de la entrada de casa, cuando me di cuenta que un auto estaba estacionado frente al portón, vi mucha gente y enfrente un velorio, rápidamente busqué al vecino un hombre de ya unos setenta años, pero muy saludable, estaba sentado en una banquilla sano y salvo, luego supe que el muertito era su hermano que lo habían traído de Santiago, porque él quería ser velado en esta casa. Un hombre sacó el auto del frente de mi casa.
Cuando volvimos con mi mujer de las compras había más gente, niños corrían por el pasaje, un hombre con una lata de cerveza hablaba con dificultad, mientras los otros le escuchaban y explotan en carcajadas que remecían al muerto. La algarabía a eso de las diez de la noche estaba desatada, parecía una fiesta en vez de un velorio, los pariente se aglutinaban en grupos con tragos en las manos, algunos entraban y salían de la casa literalmente muertos de la risa, mientras tanto el occiso intentaba dormir su último sueño en este mundo. La noche se hizo larga y ruidosa; por la mañana se sintió silencio y descanso. Cuando todos esperábamos que hoy, se llevaran al muertito; otra vez la desatada e irrespetuosa “fiesta” continuó hasta altas horas por la noche. Por la mañana a eso de las diez sacaron al muertito que iba con un dejo de alegría y pensando que por fin descansaría en paz.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...