sábado, marzo 11, 2017

El Ciego
Los Marín Gómez fueron una familia numerosa, vivían todos juntos hermanos y primos, la puerta de casa de los marines siempre estaba abierta, allí siempre había alguien en la puerta o en la ventana. La señora Doris la mamá era una señora de la cual destacaba su cabello colorín, siempre estaba dando órdenes para de alguna forma ordenar el caos que era vivir en esa casa. El ciego creció en esa familia numerosa de niño llamaba la atención por sus lentes poto de botella y por ello recibió el apodo de El ciego, era inquieto y parecía estar en todos lados, algunos creían que el ciego además era medio gil. Con los años la familia creció y son innumerables los oficio que de allí salieron, todos esforzados, una de las hijas se fue para el norte muy joven se subió a un camión y vino de visita cuando ya estaba casada. El ciego aprendió todas las artes de la construcción como el abuelo Marín, y se mandó a cambiar para Lapa allí se puso a hacer casas y de allí en adelante el ciego del cual nadie tenía esperanzas se puso a ganar plata como malo de la cabeza, en sus comienzos se gastaba millones en parrandas con sus viejos amigos del pool de la esquina donde pasaba la mayor parte de su tiempo mientras fue joven. Hoy el ciego ya no usa lentes de botella, vive en una tremenda casa con piscina y lago propio, viaja por donde se le da la gana, está casado y a pesar de que hacen años que no lo veo he escuchado que hoy muchos lo llaman Don Carlos Lazo Marin, yo solo les cuento que es mi amigo en Facebook.

Los géneros





El invierno llegó con mucha dureza a casa y mi mamá ya no costuraba en el cuarto que daba a la calle sino que llevó su máquina Singer que era de tenía una tabla de madera muy firme por donde pasaban los géneros y era de fierro lo que la hacía muy pesada, la acomodo en el cuarto de nosotros que era más abrigador.  Una noche costuraba el último pantalón que le había dejado una vecina. Nuestra despensa estaba vacía y hace días que para la once tomábamos solo tecito, entonces me recosté en la cama he imagine que venía una señora con cuatro géneros, vi los colores y visualice exactamente como sería el pedido y el dinero que mi madre recibiría que vendría a sacarnos de muchos apuros; esa noche me pareció sentir que mi mamá solloza en su cuarto que estaba contiguo al nuestro. Por la mañana a eso de las once me tocó abrir la puerta de casa y allí estaba la misma señora que había imaginado, los mismos géneros y las mismas ganancias. Fue tanto el asombro y susto de lo sucedido que decide que era mejor dedicarme a otra cosa que fuera más terrenal.

La Olla

  La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...