domingo, diciembre 25, 2016

De noche se quedaron tus largos besos
que como serpientes voraces
se atragantaban en mi boca prisionera
el deseo irrefrenable de tenerte
tus manos tortuosas rasgándome
tu cuerpo hábil y deseoso
maniquí de tantos otros
porque no eres de mí ni de nadie
lujuriosa, te vas de cuerpo en cuerpo
hasta el amanecer en que eres otra
y te mezclas entre las morenas y rubias
entre las hermosas y las distinguidas
en donde se te confunde con todas
como si de día fueras mujer y de noche
la otra.

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