Hoy, justo en esta esquina al lado de la casa rosada y enfrente de la
casa blanca, donde revolotean los pájaros y los perros ladran a los
autos; entra un viento fuerte cordillerano, frio, de esos que calan los
huesos y atraviesa el pasaje dejando un halo de hielo que se rompe con
el cristalino sol matutino. Así llega el presentimiento de que viene el
invierno como si el otoño durara unos días y se marchara con el Tito que
con sus 99 años aún sigue vivo, en esta esquina sentado en una banca
afuera de la casa blanca, allí dice el vecino que espera lo venga a
buscar la muerte o se lo lleve el frio.
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