Todas las noches duermo un poco, como los viejos. A las siete de la
mañana estoy sentado en la cama, observo el amanecer pensando en lo
bullicioso que son los påjaros, hay varios que visitan el ciruelo que
está en la casa de mi vecina, al pasar de las horas aumentan los cantos
de las aves, se agregan algunos loros, en su mayoria son gorriones y
tortolas. Hoy estån más alborotados que nunca. Algunas gotas de agua se
desprenden del cielo nublado de esta mañana, tal vez llueva. Me levanto,
abro la ventana y una bandada de aves va hacia la cordillera. Es una
mañana fria de esas que besan el alma.
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