Con este calor no tuve mejor idea que entrar en el congelador, me lleve
un libro y a las tres horas salí casi congelado y, tiritando de frío, me
puse al sol, mientras los vecinos me miraban con curiosidad, yo, con 38
grados de calor, me derretía.
La Olla. La familia Barrera estaba sentada a la mesa; era la hora de almuerzo y esta vez a diferencia de los días anteriores la sopa tenía...
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