miércoles, septiembre 02, 2020

Sábado

 Las noches se han hecho pegajosas como si no pudieran salir de nuestros ojos muy abiertos por el insomnio.

Un vaso de leche sobre el velador parece obligar a mi.mano derecha para que lo tome y de un sorbo como para enjuagar la boca seca.
Enciendo la luz y la noche queda pegada en mi ventana como un cuadro de algún pintor realista.
En la página ciento veinte y seis del libro que estoy leyendo descubro que el protagonista Kafka tiene un notorio sentido del humor.
Dejo el libro muy cerca del vaso de leche, mi velador está absolutamente ocupado. Hay un cuaderno y un lápiz, un perfume, el libro de kafka, un corta uñas, unos cuantos continentes desparramados, un trozo de vela y una lámpara que a veces dejo encendida toda la noche.
Vuelvo a quedar a oscuras y nuevamente la noche se abalanza sobre mi cuarto donde solo puedo vislumbrar el viejo ropero, un estante y mi ropa que cuelga de un perchero.
Un avión cruza de norte a sur y una estrella se deja ver en una noche nubosa.
Una vez más haré un intento por dormir .

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