sábado, diciembre 19, 2020

 Los Espíritus

Los Albarranes vivían en un departamento en la comuna de Puente Alto. A través de una amiga los conocí y nos juntamos entre siete u ocho en su casa un día sábado por la noche. Éramos jóvenes inquietos y curiosos. Los hermanos propusieron llamar a los espíritus y desde el living pasamos a sentarnos alrededor de una mesa redonda con un vidrio grueso sobre ella, tapamos ventanas para quedar en una penumbra atemorizante; estábamos medios apretujados, fue un poco difícil ponernos de acuerdo en lo que íbamos ha preguntar, ya sea debido a los chistes nerviosos o al miedo definitivo que nos daba la situación a enfrentar. Los Albarrán se manejaban y nosotros finalmente nos dejamos llevar por la experiencia y la confianza que nos expresaron al decir que no pasaría nada. Bajamos las luces y solo nos quedamos iluminados por una vela tenue que iluminaba el centro de la mesa. Dispusimos el abecedario en letras de papel formando un círculo, colocamos un vaso al medio y nos tomamos de las manos, mientras Silvio iniciaba el llamado a los espíritus. Nos mirábamos cabizbajos con cierta desconfianza, una risas nerviosas rompían un silencio mortuorio. El miedo se fue apoderando de nosotros, el vaso se fue moviendo solo para responder a la primera pregunta. Mi amiga fue la primera que quiso levantarse y dejar el lugar pero, el duro llamado de Silvio, que dijo que nadie podía retirarse porque se rompería la cadena.
Lo que significaba que el espíritu que acudió al llamado se podía quedar en el departamento o tal vez lo peor apoderarse de uno de nosotros. Con la tercera pregunta nuestras manos eran sudorosas y se apretaban, de pronto el vaso se descontroló y se movió de un lado a otro sin ningún control, fue en ese momento que nuestro medium solicitó que se marchase el espíritu. El vaso se quedó inmóvil y nosotros en un silencio tortuoso nos soltamos de las manos queríamos arrancar del temor que provocó este mal momento. Lentamente nos fuimos parando y encendiendo las luces, sacando la voz a tientas para en segundos pasar a unas risotadas nerviosas que nos llevaron a una algarabía que fue dejando atrás el miedo y dio paso a las bromas que terminaron por alegrar una noche que podría haber sido de terror.
22
Personas alcanzadas
1
Interacción
1

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