Dejó de pasar el hombre del Mote Mei,
Lo hacía por la noche
cantaba " calientito el mote Mei".
El maní confitado también desapareció,
¡Confitao calientito el confitao!
La señora con sopaipillas por la cuarentena a su casa se fue
El señor de las manzanas confitadas en su casa se le vio
El vendedor de escobas,
de cloro y el afilador de cuchillos
nunca más se les escuchó.
Se echa de menos al chinchinero
Y al vendedor de leche burra.
Las calles vacías
El silencio, las noches frías
Invocan la nostalgia
De quienes siempre son
De lo cotidiano
Caseros y caseritos.
Volverán como siempre
Al igual que el ruiseñor.
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