Me pueden disculpar, pero adoro este viento que deja la noche más clara, que hace cantar los tejados.
Cuando era niño y comenzaba este raco salía a la calle y abría mis brazos como dejando que el viento me llevara, lo más que me sucedía es que lograba sacarme de mi ubicación. Otra de mis entretenciones era la construcción de un paracaídas hecho con un pañuelo y un soldado de plástico, lo.lanzaba con fuerza hacia arriba y el viento se lo llevaba; más de alguna vez perdí pañuelo y soldado.
Se siente el ruido de algunas latas, los árboles ladean sus cuerpos y el raco ruge como un animal bravo. De pronto no se escucha nada, la noche parece quieta, callada, pero nuevamente brama el viento con mucha más fuerza, da la sensación de que mueve la casa. Seguramente se quedará toda la noche. Yo estoy muy despierto, atento en caso de que vea pasar un paracaídas. Juro que me levantaré para atraparlo.
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