La felicidad me llegó tarde y en medio de una pandemia. Siendo así es incómodo sentir ese sentimiento no perpetuo en medio de tanto dolor.
La felicidad entonces pareciera debemos disimular cuando estamos con otros, que es lo menos que se da ahora.
Es que es difícil explicar que a pesar de las penurias económicas que se pueden tener.
La felicidad nos sorprende con sus abrazos espontáneos de quién te ama, de los largos momentos que estamos con los hijos y del extenso tiempo que tenemos para estar juntos y mirarnos.
Se puede estar triste y preocupado, aunque se puede andar a patadas con la rabia de estar encerrado o la frustración de no tener que comer.
Pero, no se puede negar que estar en familia tiene un poco de felicidad que no se puede disimular aunque se tenga el llanto en la garganta apretado.
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